Opinión: Evolución tecnológica



¿Somos realmente conscientes de cómo han evolucionado los juegos?

Actualmente estamos ya inmersos en una nueva generación de consolas, PS3 y 360 apagan su llama dando fin así a su época. Los nuevos sistemas deslumbran con sus gráficos de última generación, y así pasamos una vez más de página como venimos haciendo desde hace más de 30 años. ¿Pero somos realmente conscientes de este proceso? Si, todos corremos a comprar los nuevos sistemas para seguir disfrutando de los juegos, sabemos lo que supone. ¿Pero realmente nos damos cuenta del cambio que supone a nivel tecnológico?

Me da la sensación de que estos cambios generacionales ya se han asumido como algo normal que debe suceder y ante lo que cada vez la gente parece sorprenderse menos. Bien es cierto que estos cambios generacionales ya no son tan grandes como en el pasado, pero me llama la atención como lo que hace apenas unos años era el no va más, hoy ya parece ser algo obsoleto que la gente corre a vender antes de que se devalúe. Y esto no ocurre solo con los juegos, también con otras muchas cosas.

Tomemos cualquier sistema puntero actual, el que queráis. Estos tienen potencia suficiente como para poder correr cualquier juego de la historia, pensad en ello por un momento; cualquier juego de la historia funciona ahí. Da igual si es Sonic 1, o Sonic Adventure, o Sonic Lost World. Es capaz de mover todo juego existente. Ahora tenemos relojes de pulsera capaces de hacer funcionar juegos de Nintendo 64 e incluso mas, lo que una vez fue lo más puntero, hoy lo mueve cualquier sistema sin despeinarse.

Mario 64 en un Smartswatch.

Si, es evolución tecnológica, no es magia ni nada así. Pero lo que yo me pregunto es si somos realmente conscientes de esto, porque me da la sensación de cada vez se aprecia menos este proceso, como si no tuviese importancia, y lo que no se valora no se aprecia. Me viene a la mente la imagen de Yu Suzuki en los años 80, trabajando con su equipo para diseñar nuevo hardware capaz de mover sus juegos, intentando sacar el máximo rendimiento a cada componente. ¿Y dónde queda eso hoy en día?

Naturalmente de no haberse hecho cosas así en su momento, no tendríamos todo esto. Pero es que veo a los desarrolladores de antes sudando para que un sistema mueva tal cantidad de polígonos fluidamente, y hoy resulta que eso lo mueve un puñetero reloj de pulsera. Me pongo ante un juego de coches de hoy en día, y me mareo con solo pensar que el coche que estoy manejando lleva en una sola rueda más polígonos de los que tenía todo el Virtua Racing. Y creo que normalmente no nos paramos a apreciar esto como es debido.

Todo son quejas sobre si los juegos van a tal o cuál resolución, sobre si van a tantos frames, sobre la calidad de las texturas… Parece que no se valora lo suficiente esa evolución. Si, es normal exigir la mayor calidad en los productos de hoy en día, pues al fin y al cabo así es como evolucionan las cosas y así hemos llegado hasta donde hemos llegado. ¿Pero no nos pasamos un poco de exigentes a veces? ¿De verdad hace falta decir que un juego es el peor de la historia solo porque tiene un bug, o porque no pasa de 30fps?

Lo que ayer fue una revolución, hoy queda muy lejos.

Y también me pregunto dónde quedan las discusiones de este tipo del pasado, cuando se debatía si Super Nintendo tenía más colores que Mega Drive/Genesis, cosa que por cierto algunos siguen discutiendo… ¿Dónde queda ese debate cuando tenemos sistemas que son miles de veces más potentes? ¿A quién le importa hoy en día cuantos colores pongan Xbox One y PS4? Y probablemente dentro de 25 años los debates de ahora suenen completamente absurdos, lo que me lleva a preguntarme de qué sirve tanta polémica y tanta estúpida pelea.

No vayáis a pensar que estoy diciendo lo típico de que los gráficos no son importantes y que no hace falta evolucionar tanto el hardware, ni mucho menos. Los videojuegos son a la informática lo que la Fórmula 1 es al automovilismo, un entretenimiento que impulsa el avance tecnológico y del que luego nos beneficiamos en cosas más importantes. Lo que hoy lleva un coche de carreras, mañana quizá lo llevemos en nuestro coche para protegernos de un accidente. Con la informática y los juegos ocurre lo mismo, por lo que esta evolución es buena y beneficiosa.

Lo que no es tan beneficioso es no saber apreciar y valorar las cosas, y ser excesivamente exigente y puntilloso. No se trata de pasar por alto todo fallo ni mucho menos, pero existe un término medio que no me parece tan difícil de encontrar. El equilibrio es bueno para todo, y los extremismos solo traen problemas. Hay que saber valorar y apreciar el trabajo de tantas y tantas personas que a lo largo de estas décadas se han esforzado para que hoy en día tengamos lo que tenemos.

¿Hasta dónde nos llevarán los gráficos?

Vivir entre lo antiguo y lo moderno me ha ayudado a entender mejor estas cosas y valorarlas. No deja de sorprenderme que hoy en día se pueda meter todo el catálogo de Mega Drive/Genesis y de Super Nintendo en una tarjetita del tamaño de una uña, y luego hacer que todos esos juegos funcionen en una maquina que te cabe en la palma de la mano. Ese es el poder de la evolución tecnológica, un poder que me parece que cada vez apreciamos menos.

Y lo peor es que esa falta de aprecio también provoca que no se aproveche como es debido. Hoy podemos hablar con gente de cualquier parte del mundo al instante, acceder en segundos a casi cualquier información, y enterarnos de más cosas que nunca. Y sin embargo todos sabemos que no se aprovecha debidamente. Antes nos ponían 3 coches en un juego y los exprimíamos durante meses, hoy nos ponen 1000 coches y acabamos usando menos de 50, y encima quejándonos porque en el juego no hay 2000.

Las personas tienden a no saber valorar las cosas hasta que las pierden, y veremos si tanta queja y exigencia no hace que acabemos perdiendo lo que tenemos. Las consecuencias ya las estamos sufriendo, os hablo aquí de ello con frecuencia. Tal vez dentro de unos años las consolas ya ni existan, y los juegos en general acaben por no aprovechar el hardware sobre el que corren. Ya lo estamos viendo a diario. ¿De verdad hace falta un móvil con la potencia de una PS3 para jugar a un Candy Crush? Hay que empezar a valorar lo que tenemos, porque no sabemos cuanto tiempo más seguiremos teniéndolo.

Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.