Así era el mundo del videojuego
antes de la llegada de la mascota de Sega.
Todos conocemos ya de sobra la historia
del erizo, y como ha evolucionado a lo largo de sus mas de dos
décadas de existencia.
¿Pero que había antes de Sonic? ¿A
que se refiere la gente cuando dice que Sonic revolucionó la
industria del videojuego? ¿Eran los videojuegos entonces tal y como
son ahora?
Para saber como eran las cosas
entornes, hay que remontarse atrás varias décadas, concretamente a
la década de los 70, cuando los videojuegos empezaron a abrirse
camino como método de entretenimiento y cada vez mas gente vea
negocio en ellos. Entonces los videojuegos eran muy simples en
comparación con como son hoy en día, pero en su momento eran lo
máximo en tecnología. El poder interactuar con unos sencillos
elementos virtuales dentro de una pantalla, fue algo comparable a los
primeros pasos del cine, o de la radio.
Con unos cuantos amasijos de pixeles se
trataba de buscar algo simplemente divertido. No se trataba de crear
una trama compleja, o de buscar el realismo. Solo de ofrecer
diversión básica y directa. En los años sucesivos se busco mejorar
el aspecto visual y la complejidad de los juegos, introduciendo
elementos como el color o el sonido. Quizá para alguien que hoy en
día al ver un juego de entonces, le parezca que no es más que un
sencillo entretenimiento para niños. Pero entonces los videojuegos
se veían como un avance de entretenimiento para todo el mundo.
Incluso se podría decir que eran algo respetado, a pesar de su
sencillo aspecto. Aquello solo era la punta del iceberg de lo que
estaba por venir, y la gente de los 70 lo sabía perfectamente.
Siendo conscientes de ello, muchos
empresarios trataron de tomar posiciones en esta industria en pañales
que no paraba de avanzar a un ritmo mayor de lo que lo habían hecho
el cine o la televisión. Los videojuegos eran un enorme pastel
recién hecho del que todos querían un trozo. Compañías como
Magnavox, o Atari tomaron ventaja como pioneras que fueron, pero
decenas de nuevos pretendientes aparecían de la nada para cortejar a
esta atractiva dama. Entonces los videojuegos eran un símbolo del
progreso tecnológico, y la gente de todas las edades se acercaba a
probarlos, lo que se traducía en una gran cantidad de consumidores
en potencia.
Pero a finales de los 70 esta vaca que
todos querían ordeñar se harto de que todos quisieran apretar sus
ubres y empezó a dar cornadas, el caos reinante entonces era total.
No había 3, o 4 consolas como hoy en día, había decenas de ellas,
y todas morían jóvenes. Además la escasa variedad de juegos hacia
que todas acabasen presentando catálogos ultra reducidos donde
reinaban los clones de los juegos de éxito del momento. Todo esto
fue cansando al público y dañando progresivamente la imagen de los
videojuegos. A esto hubo que sumarle la famosa caída de Atari, que
dio pie a la mayor crisis que jamás haya vivido esta industria. La
conocida crisis de los 80, que sobrevino a principios de dicha
década. Atari era por entonces la única que trataba de ofrecer un
modelo de calidad similar al que conocemos hoy en día, pero cuando
sobrevino el famoso fracaso del E.T. de Atari, la imagen de la
compañía quedo por los suelos.
A esto hubo que sumarle la aparición
de leyendas urbanas como la del arcade conocido como Polybius, un
juego supuestamente creado como experimento de control mental que se
cuenta provocaba adicción y llego a ocasionar la muerte de algún
usuario. Todo esto no es más que leyenda urbana, pero ayudo a
fomentar la imagen de “comecocos” de los videojuegos, lacra que
aun hoy en día nos afecta. Para colmo la caída de Atari provocó
que no pocas tiendas tuvieran que comerse el stock de consolas y
juegos que habían adquirido y que nadie quería, lo que también
dañó la imagen de los videojuegos de cara a los comerciantes.
El panorama era desolador entonces, y
acabo provocando que la industria se dividiera en tres sectores
claramente separados: Las consolas, los arcades, y los ordenadores
personales. De las consolas nadie quería ni oír hablar. Los arcades
se convirtieron en la tabla de salvación de las compañías de
entonces, que además veían en ellos una forma de crear los juegos
mas avanzados posibles, gracias a que cada juego utilizaba su propio
hardware creado específicamente para el. Finalmente los ordenadores
recogieron a los hardcore gamers, que acabaron conformando la típica
imagen del friki con su ordenador, jugando a juegos de mazmorras y
dragones a los que se enfrentaban con sus pixeladas espadas y mágicos
hechizos para liberar a la doncella de turno. Esta es una muy vaga
forma de representar lo que fue una de las etapas mas queridas y
bellas de las historia de los videojuegos, la de los ordenadores
personales de los 80, a la que os puedo asegurar que le debemos
mucho.
En cuanto a las consolas, Atari había
arruinado por completo su imagen y el futuro se presentaba muy negro
para la compañía, lo que propició que otras empresas quisieran
ocupar su hueco y tomar las riendas de la abandonada industria de las
consolas. De entre las compañías que lo intentaron destaco una,
Nintendo. Que apostó fuerte por las consolas y encontró la forma de
hacer que volviesen a ser rentables. ¿Adivináis cual era esa forma?
Aquí llega la ironía. La formula usada por Nintendo entonces fue la
de crear una consola para toda la familia, a la que pudieran jugar
desde niños pequeños, hasta abuelas. Un centro de entretenimiento
con novedosos e ingeniosos accesorios que ofrecían nuevas formas de
jugar. ¿Os suena?
Con esto Nintendo orientó las consolas
hacia un sector de publico hacia el que no iban dirigidos el resto de
propuestas relacionadas con los videojuegos. Lo que hoy llamaríamos
el sector “casual”. Cosa que quedaba reflejada en el propio
nombre de su consola “Family Computer”, mas conocida como
Famicom. Pero aun había que limpiar la imagen de las consolas de
cara al sector comercial, y para eso Nintendo uso el ingenio,
rediseñando su Famicom para que no pareciese una consola, si no que
pareciese algún otro tipo de aparato, como podría ser un
reproductor de video. De ahí el peculiar sistema de carga de
cartuchos de la NES, que imitaba las pletinas de los reproductores de
video y de música de la época. La idea les salio redonda, y la NES
se hizo con el dominio de la industria de las consolas en poco
tiempo.
Pero Nintendo no era la única que
quería esto, otra compañía había seguido los mismos pasos, una
compañía que gozaba de gran éxito en los salones arcade y en los
ordenadores personales, pero no así en las consolas. Esa compañía
era Sega, que siguiendo las huellas de Nintendo, lanzó en occidente
su Sega Mark III, un poderoso sistema superior técnicamente a la
Famicom de Nintendo. Algo así como ocurre hoy en día entre Wii y
PS3/360. Sega también rediseño su consola para el mercado
occidental, cambiándole el nombre por el de Master System, y
rediseñando su aspecto original, imitando este al de un reproductor
de cintas de música de la época. De hecho el famoso rectángulo
rojo de la Master System 1 con su característico triangulo, simulaba
la pletina de un reproductor de cassettes de audio. Hasta los
cartuchos de la consola tenían la misma forma y tamaño que una caja
de cinta de cassette. Esto además asemejaba el aspecto de la consola
al de un ordenador personal de la época, pues entonces estos también
funcionaban con cassettes.
Pero Nintendo no estaba dispuesta a
permitir que nadie se les subiera a las barbas, así que con
practicas que quizá hoy en día serian tachadas de monopolísticas,
Nintendo se aseguro de atar bien fuerte a las third parties para
dificultar el que sus juegos salieran en consolas de la competencia.
No obstante Master System atraía a las
compañías por su potencial, mientras al mismo tiempo se libraba del
continuo acoso de third parties sin escrúpulos que sacaban
continuamente juegos mediocres sin importarles demasiado la calidad
de estos. Cosa de la que no se libró la NES, ya que era un paraíso
para este tipo de compañías al ser el sistema mas vendido con
diferencia. Así pues aunque el catalogo de juegos de NES era
netamente superior en cantidad al de Master System, el de la consola
de Sega gozaba de una mejor relación calidad/cantidad. Ósea menos
juegos, pero también menos juegos malos. Para que os hagáis una
idea, llevada esta situación al panorama actual, NES seria el
equivalente de Wii, mientras que Master System seria el equivalente
de PS3, o 360. Pero todo esto no sirvió de nada, pues Nintendo pasó
por encima de la competencia y triunfó sin apenas oposición.
En aquel entonces los juegos que hoy en
día están considerados como las grandes sagas de Nintendo, estaban
prácticamente en pañales. A pesar de gozar de una gran calidad,
sagas como Metroid, o Zelda solo eran uno mas de los cientos de
juegos del abultado catalogo de NES. Incluso Mario fue prácticamente
un don nadie hasta la aparición del mítico Super Mario Bros., que
revolucionó el género de las plataformas y lo puso de moda para lo
que vendría después.
Pero si Nintendo entonces estaba
centrada en el público casual y sus grandes sagas estaban aun
naciendo, ¿cuando les llego su grandeza característica? ¿Cuándo
Sega pasó de ser prácticamente una don nadie en las consolas a ser
la máxima rival de Nintendo? ¿Dónde estaban entonces lo hardcore
gamers?
Los hardcore gamers seguían siendo
fieles devotos del PC, las consolas eran patrimonio de niños y
jugadores ocasionales. Los arcades se mantenían en el medio y
reclamaban la atención de todos.
¿Qué fue lo que cambio este panorama
entonces?
La respuesta fueron los llamados 16
bits. Viendo que con Master System no alcanzaban ni mucho menos a
Nintendo, en Sega decidieron lanzar una consola nueva, una mucho más
potente que la NES, a fin de tratar de plantarle cara a Nintendo a
base de potencia bruta. Esa consola fue la Mega Drive, o Genesis si
lo preferís. Mega Drive fue creada expresamente para acabar con el
monopolio de Nintendo. Tanto es así que se puso máximo cuidado en
cada uno de los detalles de la maquina. Todo debía reflejar su
superioridad frente al resto de consolas del momento, incluida Master
System. Así que Sega hábilmente se invento la estrategia de los
bits. Para cualquiera con mínimos conocimientos informáticos, el
diferenciar unas consolas de otras por sus “bits” es motivo de
risa, ya que prácticamente no significa nada. Sega lo utilizo para
decirle a la gente “nuestra consola es el doble de potente que las
demás”. Algo así como los caballos de un coche, solo que en
términos informáticos los bits no representan la potencia de la
consola en realidad. Otro detalle que cuidaron fue el aspecto de la
propia consola. Si Master System parecía un reproductor de
cassettes, Mega Drive recibió un diseño que recordaba al de los por
aquel entonces novedosos reproductores de compact disc. El
característico círculo de la consola simulaba la tapa de un
reproductor de CD. Incluso se doto a la maquina de una entrada para
cascos y un control de volumen similares a los que llevaban este tipo
de aparatos. Hasta eran visibles letreros que hacían alusión al
sonido estereo que era capaz de reproducir la Mega Drive, similar a
los aparatos de audio de entonces.
Como veis se puso mimo en cada pequeño
detalle, pero hacia falta algo más, hacían falta juegos que
demostrasen ese potencial. Los primeros juegos de Mega Drive dejaban
clara su superioridad frente a la NES, pero no era suficiente,
necesitaban algo que fuese más allá. Fue así como comenzó a
gestarse Sonic. El juego que revolucionaria el mundo de las consolas,
el que daría pie a la época dorada de las consolas y a la llamada
edad de oro de los 16 bits. Pues su éxito fue tal que obligó a
Nintendo a responder con la que probablemente sea su mejor consola de
la historia, la Super Nintendo. En esta batalla ya no bastaba con
tener un catalogo enorme donde solo era bueno uno de cada 20 juegos,
hacia falta calidad. Así comenzó una lucha por tener el mejor
catalogo de juegos posible que atrajo la atención de los hardcore
gamers por las consolas, que ya no eran diversión solo para niños y
casuals.
De esta manera Sega y Nintendo se
convirtieron en ídolos de masas, crearon legiones de fans que
enamorados de sus consolas y de la inmensa cantidad de juegazos que
no paraban de llegar tanto a Mega Drive como a Super Nintendo,
levantaron como nunca antes la industria de las consolas. La épica
rivalidad entre Sonic y Mario hizo que el fontanero también debiera
esforzarse y convertirse en la gran estrella que es. Cuanto más
grande era uno, más debía serlo el otro para no quedarse atrás.
Algo aplicable a las propias Sega y Nintendo. En otras palabras,
cuanto más fuerte y mejor es tú rival, más fuerte y mejor te haces
tú.
Es gracias a todo esto por lo que hoy
en día las consolas son lo que son y no un triste recuerdo del ayer.
La competencia con Sega hizo que Nintendo se despertase y se
convirtiese en la gran compañía que es hoy, y gran parte de la
culpa de esto la tiene nuestro querido erizo azul, al que le debemos
mucho más de lo que parece.
Así que ya sabéis, cuando hoy en día
juguéis con vuestras consolas modernas, recordad que todo esto se lo
debéis a los que lucharon por ellas en el pasado evitando que
desapareciesen en el olvido.
Las opiniones vertidas en
esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no
representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.