¿Por qué hay tanto
odio a Sonic?
Los fans de Sonic estamos tristemente acostumbrados al odio
al erizo, es algo que siempre ha estado ahí, desde que Sonic es Sonic. Todos
sabemos bien que los haters hoy en día son una plaga de la que pocas
franquicias de videojuegos se libran, pero el caso de Sonic es especial,
diferente de algún modo.
Aunque ya he tratado este tema con
anterioridad, hoy intentaremos centrarnos en ver de donde viene este odio
ancestral al erizo y las diferentes causas que lo provocan.
La mayor parte del odio a Sonic proviene de los fanboys, fanáticos
radicales de compañías que en otro tiempo fueron rivales de Sega, como Nintendo
o Sony. A este tipo de hater no le guía la lógica ni la razón, no ataca a Sonic
porque considere que sus juegos actuales sean malos (aunque lo diga),
simplemente continua la inercia de la dañina guerra de consolas de los años 90,
guerra que algunos parecen empeñarse en perpetuar por ridículo y absurdo que
sea. Este odio se hace extensivo a la propia Sega, afectando a todo juego que
lleve el logo de la compañía.
Cabría pensar que este tipo de hater habría desaparecido una
vez que Sega dejó de hacer consolas, pero nada más lejos de la realidad. Muchos
de ellos de hecho avivaron sus ataques, aprovechando para hacer leña del árbol caído
en plan “Ja ja, mirad quien viene ahora suplicando clemencia”. Es más, algunos
incluso sienten molesto o humillante que los juegos de Sonic “estropeen” el
brillante catálogo de juegos de sus amadas consolas. Más de uno considera una
ofensa la aparición de Sonic en juegos como Super Smash Bros. O su colaboración
con Mario en los títulos de los Juegos Olímpicos.
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Aunque no lo creáis, hay mucha gente que odia
ver a Sonic en Super Smash Bros.
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La madurez en este tipo de personas brilla por su ausencia,
no solo perpetúan una ridícula rivalidad fruto de campañas publicitarias de
hace décadas, si no que no tienen el más mínimo reparo en molestar, o incluso
causar daño económico a otros, con su estúpido comportamiento. ¿Y todo para
qué? ¿Qué ganan con ello? Supongo que si ellos mismos se molestasen en parar a
preguntarse “¿Qué demonios estoy haciendo?” quizá se diesen cuenta de lo ridículo
de su actitud, pero por desgracia parece que en 23 años algunos no han tenido
tiempo o ganas de hacerse esa pregunta.
También existe otro tipo de hater que es el que podríamos
llamar el “hater casual”. Seguro que alguna vez os ha pasado que os habéis caído
o algo similar y alguien ha empezado a reírse de vosotros, para que acto
seguido algunos de los que pasaban por allí se hayan empezado a reír también de
forma estúpida como borregos. Estos últimos serian los “haters casuales”, gente
que no sabe de qué va la película, pero que ve a alguien haciendo burla de algo
y allí van en busca de risa fácil sin importar a quién puedan molestar o faltar
al respeto.
Por desgracia estos “haters casuales” son muy habituales, y
suelen ir a remolque de otros haters como si de un coro de risas estúpidas se
tratase. Son los primeros en salir huyendo en cuanto la cosa deja de tener
gracia, como por ejemplo cuando se inicia una pelea en un foro o similar y
aparecen los insultos y ataques personales, o se desmadra la cosa de algún otro
modo. Ellos llegan, “flamean” (es decir, caldean el ambiente), y se van. Lo que
menos les importa es la fuente de la burla (en este caso Sonic), y solo van
buscando algo o alguien de lo que reírse.
También existe lo que podíamos llamar el “hater amargado” o
“hater resentido”. Este tipo de persona fue fan de Sonic en algún momento de su
vida, o quizá no llegó a considerarse fan, pero si le gustaron algunos juegos
del erizo. Suelen alegar que Sonic ya no les gusta porque sus juegos de ahora
son malos, pero basta con investigar un poco para ver que en la gran mayoría de
casos llevan años y años sin tocar un juego del erizo. ¿Entonces por qué actúan
así?
La respuesta a esto puede encontrarse en el público
principal al que va dirigido Sonic, que son niños y adolescentes. Cuando estas
personas fueron niños y/o adolescentes jugaban con Sonic porque era “lo
normal”. A medida que fueron creciendo empezaron a considerar a Sonic como algo
infantil para niños, algo muy alejado de los juegos maduros de fornidos marines
y baños de sangre que jugaban ahora. En este caso las burlas de otros por jugar
a “juegos infantiles”, o incluso ellos mismos pensado que jugar con Sonic les hace
parecer inmaduros, sería lo que les hace apartarse del erizo.
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Rediseños, estupenda leña para el fuego del
odio.
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Ya hable por aquí en una ocasión sobre las consecuencias de
considerar como algo malo las cosas o actitudes infantiles, y es que el
subconsciente no se puede engañar. Puede que tú quieras aparentar ser muy
maduro y muy serio, pero el niño interior está siempre ahí. Hay quién lo
reprime y hay quién no, y este tipo de personas suele encerrar bajo llave a su
niño interior, pues creen que ante la sociedad eso les hace parecer débiles. Esto
suele provocar un conflicto interior que lleva a la persona a no sentirse
plenamente satisfecha, como si se estuviese traicionando a sí misma.
Este mismo conflicto interior genera odio cada vez que ven a
Sonic, pues les recuerda a una época en la que podían hacer lo que quisieran
sin que nadie les juzgase o les señalase con el dedo por ello. Este tipo de
hater solo quiere una cosa, que Sonic desaparezca para siempre. Bajo el grito
de “Dejen de pervertir a mi amado Sonic de la infancia”, se esconde en realidad
un “No quiero ver más a Sonic porque me recuerda lo que una vez fui y ya no me
dejan ser”. Les molesta que Sonic siga viviendo y creciendo sin ellos. Es,
aunque suene raro, una especie de despecho al ver que algo que ya no forma
parte de sus vidas porque ellos mismos lo han apartado de ellas, prospera y
tiene éxito.
Por último estaría el “hater snob”, o “hater mainstream”,
alguien que ataca sistemáticamente a todo lo que no considere digno de él, o
que ya no está de moda. En este caso se considera que Sonic es una vieja gloria
venida a menos y un pasatiempo de “plebeyos”. Una vez estuvo de moda y fue
“cool”, pero ya no. Esto es motivo más que suficiente para esta gente para
atacar al erizo y odiarlo, sin importar la calidad de sus juegos, ni sus
diseños, ni nada de nada. Simplemente es algo que ya no está de moda y en lo
que no merece la pena que pierdan su valioso tiempo.
Este tipo de hater suele no tener ni pajolera idea sobre el
erizo más allá de lo que sabe cualquiera que juegue a videojuegos o lea la Wikipedia, sin embargo y
debido a su snobismo y su continuo esfuerzo por aparentar que sabe de todo, se
dedica a meter la pata hablando de Sonic para ver si las sandeces que dicen se
las cree alguien. Entre gente no muy habituada a Sonic estas estupideces pueden
llegar a colar, pero no entre fans de Sonic que saben la verdad y saben que
estas cosas son disparates que salen de una boca muy grande.
Los encontronazos con estos individuos son muy habituales hoy
en día, y no solo con Sonic, pues estos tipos extienden sus elitistas
tentáculos por todas partes. Cuando quedan en evidencia ante alguien que sabe
de qué está hablando, suelen pasar a intentar desprestigiar a la otra persona calificándola
de “fanboy”, o directamente pasan al ataque personal para picar y desmontar la
conversación, pasando a convertirse sin reparos en meros trolls. Con este tipo
de gente lo mejor es ignorar sus ataques y esperar a que ellos mismos se dejen
mal, cosa que suelen acabar por hacer, especialmente si ven que no surten
efecto sus trolleos.
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Sonic, imán del odio desde 1991.
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Ya veis que hay variedad en el mundo de los haters y que no
todos se mueven por los mismos motivos. Sin embargo todos provocan un efecto
secundario negativo por el que acaban pagando justos por pecadores, y es que al
final en cuanto se ve a alguien hablando mal de Sonic, se le tache de hater por
mucho que no entre en ninguno de estos perfiles, o esté justificando
debidamente su crítica. A mí mismo aquí donde me veis me han llegado a llamar
alguna vez hater de Sonic, pero ese es el precio a pagar por el daño que
provocan estos odios irracionales.
Y es que se puede criticar una cosa que no te guste,
pero criticar absolutamente todo es caer en el odio y el descrédito. Cuando
alguien viene diciendo que todo “es una mierda”, lo mejor es dejar de regalarle
nuestra credibilidad e ignorarle. El que no se deja llevar por el
odio/fanatismo irracional sabe ver lo bueno entre lo malo, y lo malo entre lo
bueno, pues ni todo es blanco, ni todo es negro.
Las opiniones vertidas en esta columna son de
exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan
necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.