Opinión: My childhood!



Cuando se clama a una “infancia” que jamás se debió perder.

Hoy día de Reyes os traigo una serie de reflexiones sobre los más pequeños de la casa, y sobre aquellos que una vez fueron los más pequeños de la casa y que algún día dejaron de serlo quizá más de lo que ellos mismos deseaban.

Cualquiera que tenga, o haya tenido niños por casa sabe que su mente funciona de forma muy especial. En ocasiones son capaces de sorprenderte con reacciones o frases propias de un adulto, suelen reaccionar de forma diferente ante lo que ocurre a su alrededor, y tienen la capacidad de asombrarse por cosas que a nosotros ya no nos parecen nada especiales. Se tiende a pensar en los niños como en una especie de animalito que está aprendiendo a ser persona y que aun no sabe nada de la vida y del mundo, nosotros estamos ya de vuelta de todo, somos más listos, mas viejos, mas sabios… ¿O quizá no?

Algunas cosas en las que de pequeños ni reparamos, ahora las vemos con otros ojos…

Hay algo que me lleva años llamando la atención respecto a la forma de actuar de algunas personas, la gran mayoría me atrevería a decir, y esto suele ir muy ligado a este mundillo del videojuego que es al fin y al cabo de lo que toca hablar aquí. No obstante esto es aplicable a prácticamente todas las cosas, pero aquí lo trataré desde el punto de vista del videojuego que es lo que nos toca en este medio. Seguro que vosotros mismos habéis visto esto que os voy a decir, o incluso vosotros mismos lo habéis hecho, coger una imagen de un juego, un juguete, una serie de televisión, etc. De cuando erais pequeños y correr a ponerlo en Internet al grito de “¡mi infancia!”, como si hubieseis encontrado un tesoro perdido del que ya ni os acordabais en mitad de una explosión de nostalgia.

Pensareis claro está que no es más que eso, nostalgia, nostalgia por algo que usabas hace mucho tiempo y que ya casi habías olvidado, algo por lo general muy especial. Pero yo no dejo de preguntarme si detrás de eso no hay algo más que la simple nostalgia por un objeto o una imagen. Al fin y al cabo ese elemento lo que hace es reactivar nuestra memoria, y solemos asociarlo a otras cosas que ocurrieron en aquella época. Después de todo solo se siente nostalgia por algo que tenías y perdiste, nadie tiene nostalgia de beber agua, porque es algo que hace a diario. La cosa es que me suelo preguntar si esa nostalgia es realmente solo por ese elemento de nuestra infancia, o por nuestra propia infancia en sí. Y llego a esta conclusión porque veo que a mi no me afectan estas cosas de igual modo, yo no veo una Mega Drive y me pongo a gritar “¡mi infancia!” casi llorando. No escucho la música de una película o serie que veía de pequeño y se me lleva la nostalgia, y es porque son cosas que nunca he dejado de hacer. Ya os he contado aquí alguna vez que suelo usar la Mega Drive tanto como cualquier otra consola actual, y esto lo pongo como simple ejemplo de otras muchas cosas.

Sonic regresando a su infanc… ¡¿¿OH DIOS SANTO QUE ES ESO??!

Naturalmente uno no puede estar haciendo continuamente todo lo que ha hecho a lo largo de su vida, pero si se puede ir recordando periódicamente. No obstante cuando me encuentro con algo que si llevaba mucho tiempo sin revivir, tampoco me pongo sentimental clamando por mi infancia a los cielos como si fuese algo que el mundo me ha arrebatado. Me gusta reencontrarme con ello sin duda, y me trae recuerdos de otras épocas, y con ellos a veces recuerdos de personas y otros elementos que ya no están ahí, eso si genera un sentimiento de nostalgia, pero no juego o un juguete. En otras palabras, yo no añoro ni lo más mínimo mi infancia, puedo echar de menos algo que entonces estaba ahí, pero no mi infancia, y después de darle muchas vueltas he llegado a la conclusión de que es simple y llanamente porque sigo siendo igual que entonces. Al menos en las cosas buenas, pues al fin y al cabo solo se añoran las cosas buenas, no las malas. Esa capacidad de sorprenderme por cosas aparentemente insignificantes, mi forma de ser, el ser capaz de encontrarle el lado bueno a casi todo… Esas cosas que un niño sabe hacer, siguen ahí. No tengo que echar nada de menos porque todo sigue ahí.

Me resulta curioso reencontrarme con gente que no veía desde que era pequeño y que se sorprendan de que me sigan gustando las mismas cosas que antes “¿Pero aun te sigue gustando el Sonic ese? Pero si ya no hacen ni juegos ¿no?” “Uf la Sega… Todavía la debo tenerla por casa en un armario… ¿Cómo? ¿¿Qué tú la sigues usando casi a diario??”. Estos son ejemplos de lo que me suele ocurrir en estos casos, gente que alucina de que siga siendo exactamente igual que antes. Bueno igual no, porque tampoco es cuestión de no avanzar, si no de ir con los años aprendiendo cosas y mejorando. Pero (y esto es muy importante) sin olvidar JAMAS las cosas buenas que tienes en tu vida y en tu forma de ser, y menos porque el mundo y la sociedad te digan que eso esta mal o incluso se rían de ti.

“OMG NINTENDO SIXTYFOOOUR!!!”

Tambien me llama la atención ver a alguien que llega y se pone a hablar de un juego que jugaba de pequeño y al final te acaba contando su vida en vez de hablar del juego. “Uf que juegazo… Recuerdo cuando me quedaba jugando con mi padre de pequeño hasta tarde y el miedo que me daba. Y luego ir al día siguiente al colegio y contárselo a mis amigos. Esos si que eran buenos juegos y no la mierda que hacen ahora…“ Ejemplos así he visto muchos, y creo que es evidente que en casos así el juego es lo de menos, lo que esa persona echa de menos es todo lo demás… Sin embargo este tipo de persona corre a un foro a decir que el juego actual de esa serie es una basura porque no es tan bueno como su añorado juego de la infancia, todo esto generalmente sin haber probado siquiera el juego actual. Que más le da probarlo o no, si lo que de verdad añora jamás se lo podrá dar el juego.

Y luego esta la gente habré visto cientos de veces diciendo que han encontrado su consola de infancia pérdida en el armario cubierta de polvo, y casi llorando la han conectado para comprobar que aun funciona. Lo que no dejo de preguntarme es porque demonios cogieron un día su amada consola y la metieron en el armario como si fuese un trasto inútil. O peor aun, la regalaron o la tiraron a la basura. Y digo “consola” como un ejemplo, puede ser cualquier otra cosa, y esa “cualquier otra cosa” para mi es un reflejo de lo que un día cogieron y metieron en un armario o tiraron a la basura, no fue una maquina o un juguete, si no su propia infancia. Un día llegó el mundo, la sociedad, o lo que sea, y les dijo que ya eran demasiado mayores para esas tonterías y que debían deshacerse de ellas. Que ya no debían andarse con “estupideces” de niño pequeño y era hora de madurar. Eso es lo que creo que la gente añora de verdad cuando se pone a clamar su añorada infancia a los cielos, no un muñeco o una consola.

Nintendo “tuvo la poca vergüenza” de hacer una nueva versión de Mewtwo, el adorado Pokemon de infancia de algunos. ¿O quizá no sea el nuevo Mewtwo quien les hace llorar?

¿Pero por qué nuestro propio yo-interior nos dice que hemos perdido algo importante? Si al fin y al cabo ser un niño es algo malo según nos dicen. Mantener la ilusión, la alegría, la capacidad de sorprenderse por cosas aparentemente insignificantes... Todo eso esta mal, hay que ser una persona seria y adulta porque el mundo es duro y difícil. Pues permitidme que os diga que no hay NADA mejor preparado para desenvolverse entre dificultades que un niño. Id a un poblado perdido lleno de miseria y pobreza en el último rincón del mundo y veréis niños correteando y jugando, siendo felices hasta con una sucia piedra que se han encontrado solo porque tiene forma de insecto, siendo felices con muy poco o nada. Mantener esas cosas propias de un niño no te hace más débil ante el mundo, al contrario, saber sacar lo bueno de cada cosa por convencional e insignificante que sea es una ventaja enorme, y ayuda y mucho en tiempos difíciles.

Para mi es eso lo que la gente de verdad añora, ser como una vez fueron cuando eran niños, y no como muchos son ahora, una persona seria y responsable que luego sin embargo ve como un día su mundo se le viene abajo por un imprevisto y no es capaz de soportarlo. Ríete tu de los niños y de lo poco que saben, que un día vendrá uno cuando más hundido estés y te pondrá en tu sitio demostrándote que es mucho más fuerte que tú. No perdáis nunca al niño que siempre habéis sido, porque al fin y al cabo es lo que siempre habéis sido desde el día que nacisteis. Dejar atrás todo eso es dejar de ser fiel a uno mismo, intentar ser lo que no se es, y difícilmente se puede ser feliz así.


Algunos ejemplos dejados por Internet de personas que añoran sus infancias.


Es por todo esto que en este día de Reyes veréis por la mañana a los más pequeños saltando y gritando de alegría por un simple muñeco, o un juego de esos que tan malos y horribles dicen algunos críticos que son. Preguntaos a vosotros mismos porque ellos son tan felices con tan poco y vosotros solo veis problemas y necesidad de tener siempre más y más por mucho que tengáis. ¿Es culpa de la sociedad? La sociedad al fin y al cabo somos todos nosotros, así que decir eso sería decir que es culpa nuestra, por ceder un día ante lo que otros nos decían y haber cambiado nuestra forma de ser para convertirnos en algo que no nos gusta. ¿Es eso lo que les está diciendo su niño interior a todos los “clamainfancias” que van por ahí atacando al personaje de un videojuego porque ahora tiene los ojos verdes? Y como siempre, digo esto de “los ojos verdes” a modo de ejemplo de tantas y tantas cosas que vemos cada día por ahí.

Hacerse mayor no significa dejar atrás las cosas buenas, no significa dejar de tener capacidad de creer en cosas fantásticas y dejarse llevar solo por lo racional y lo que ven nuestros ojos. Perder la capacidad de asombraros con las cosas no os va a hacer mejores personas, y todo esto mientras irónicamente se le vuelven la espalda a cosas serias como la muerte, la enfermedad, o la integridad y el honor. “No si yo soy muy mayor, y muy racional, y muy listo, y muy sabio. Pero el día que siento a la muerte o la enfermedad pasar cerca mía, o veo a alguien necesitado pidiendo ayuda, miro para otro lado”. ¿Es eso lo que entiende esta sociedad por ser una persona adulta? Pues perdonadme pero yo prefiero seguir siendo como un niño.  Se de sobra qué las cosas no son fáciles a medida que uno se hace mayor, y que cuesta seguir siendo tal y como éramos entre tantos golpes que da la vida, a mis 32 años ya me ha tocado lidiar con muchas cosas, pero os aseguro que es posible mantener vivas las cosas buenas que teníamos cuando éramos pequeños.

La imaginación infantil, una poderosa herramienta para ser feliz con poco.

Así que ya sabéis, aprovechad este día de Reyes para reencontraros con ese niño que una vez fuisteis y nunca debisteis dejar atrás. ¿Qué no os han regalado lo que queríais, o incluso nadie os ha regalado nada? No importa, mirad lo que tenéis a vuestro alrededor y seguro que encontráis algo que ya tenéis y por lo que debéis estar agradecidos, aunque ya solo sea por estar donde estáis y ser quienes sois.

Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.