Opinión: Sonic Speed



La importancia de la velocidad de Sonic.

Si nos parásemos a pensar en cuál es el rasgo más característico de Sonic, habría uno que podría incluso destacar ante cosas tan importantes como su color azul o sus rojas zapatillas. Ese algo es su velocidad, pues es la que le da nombre, y la que lo convierte en lo que es. ¿Puede Sonic ser lento? Claro, pero siempre de forma voluntaria refrenando su propia velocidad, de lo contrario su propio nombre sería incongruente.

La velocidad del erizo es a la vez su seña de identidad más característica, y también la que le ha traído algún que otro problema. Por ejemplo desde el punto de vista técnico es una pesadilla hacer juegos tan rápidos, cuanto mayor sea la velocidad a la que se desplace todo, más deprisa deberá moverlo el hardware y más recursos consumirá. A principios de los 90 esta fue una excusa estupenda para demostrar el potencial de Mega Drive/Genesis, que residía precisamente es su velocidad de procesado. Pero tras aquello, la velocidad ha traído más de un quebradero de cabeza.

El principal problema que le ha causado a Sonic su velocidad fue el salto a las 3D. ¿Por qué Mario se adaptó mejor a las 3D? Fácil, porque es más lento. Sonic se vale de su velocidad y de las físicas del juego para hacer todo tipo de maniobras que deslumbren al jugador, pero eso no es nada sencillo de programar. Un juego de plataformas tipo Mario es muchísimo más fácil de crear, simplemente basta con que el personaje no atraviese el suelo mientras camina sobre él. Pero Sonic debe correr por rampas, loopings, y demás terreno complicado, y todo ello a gran velocidad. Estas cosas a menudo no se llevan nada bien con las físicas del juego, lo que suele afectar a la jugabilidad.

Pepeleches is the fastest palm tree alive.

Yuji Naka dijo en una ocasión que creía que Sonic solo podía ser divertido en 2D, naturalmente lo dijo antes de conseguir el reto de llevar el erizo a las 3D, algo que les costó sangre sudor y lagrimas. ¿Por qué es tan complicado? Por la velocidad. Lo peor es que es difícil acertar con la velocidad del personaje, si haces que Sonic arranque rápido hará el juego incontrolable en sus partes de plataformeo. Pero si lo haces de arranque lento, dará la sensación de no ser un Sonic. Véase por ejemplo el caso de la versión de 3DS de Sonic Boom, en la que simplemente por tener que pulsar un botón para correr ya da una sensación de lentitud fuera de lugar.

¿Cuántas veces habremos maldecido esta velocidad al caernos por un precipicio? Pero si se hace lento el juego, no es un Sonic y no lo sentimos igual. No cabe duda de que es algo complicado, es muy difícil encontrar un equilibrio, y es sin duda responsable en gran medida de la mala fama que tienen los juegos del erizo en 3D. Naturalmente es algo que con paciencia y habilidad se acaba dominando, pero los jugadores menos pacientes se rinden en los primeros compases de la partida sin ponerle demasiado empeño.

Hay quién ama el “boost”, hay quién odia el “boost”. La velocidad vertiginosa, o el control preciso. Unos quieren acabar cada fase de la forma más rápida y espectacular posible, y otros quieren perderse en ella y explorarla. Cada jugador entiende el juego a su manera, pero por ello este debe ser capaz de adaptarse a ambas cosas, algo de lo que si eran capaces los Sonic en 2D. ¿Lo conseguirán algún día en 3D? El reto es harto complicado, pero quizá no sea tan imposible.

¿Quién no querría correr como Sonic?

Probablemente el juego que mejor haya equilibrado la velocidad de Sonic sea Sonic 3 & Knuckles, ya que sus enormes fases tienen espacio de sobra para intercalar zonas de plataformeo con zonas de velocidad de manera equitativa. Pero claro, eso es un Sonic en 2D, ¿qué pasa en 3D? Construir un nivel grande que alterne ambas cosas es complicado, los Sonic Adventure se quedaron cerca y probablemente ese sea uno de los principales motivos de su buena aceptación entre la mayoría de fans. En tiempos recientes solo Sonic Generations y la versión de Wii U de Sonic Boom han tratado de apostar por esto, con resultados dispares.

Sega lleva haciendo experimentos para dar con la formula desde hace más de una década, pero es algo tan complicado que probablemente nadie jamás lo consiga nunca. No al menos de forma que deje satisfechos a todos, siempre habrá quién añore más velocidad, y a quién le parezca demasiada. Quizá si llegasen nuevas formas de control se consiguieran avances importantes, tal vez con el tema de la realidad virtual, o si se hubiese seguido investigando en el control por movimientos en lugar de volver a lo clásico. Son cosas que solo podremos saber con el tiempo, o no llegar a saberlas nunca, que también puede ser.

Pero la velocidad de Sonic no es solo una fuente de problemas, también es algo que lo diferencia de otros personajes similares. Además forma parte de la propia personalidad del erizo, pues la velocidad simboliza su deseo de libertad, de estar ahora aquí y unos segundos después allí. Nadie puede atrapar a Sonic porque nadie corre más que él, y eso le da libertad. De hecho si nos fijamos, las mayores amenazas a las que se ha enfrentado el erizo han sido aquellas capaces de igualar o anular su velocidad, como por ejemplo Shadow o Metal Sonic.

Ese poder de libertad es quizá lo que muchos envidiamos del erizo y por lo que lo admiramos, ¿a quién no le gustaría poder correr como Sonic? No os sintáis extraños, no es patrimonio exclusivo de los fans del erizo. Os lo puedo garantizar yo como buen fan del automovilismo que también soy. El anhelo de velocidad va asociado a la libertad, y eso es algo que saben todos los pilotos del mundo. Ya manejen un automóvil, una moto, o un caza de combate.

Ya sea a pie o sobre ruedas, la velocidad es símbolo de libertad.

¿Será quizá que Sonic es demasiado rápido para nosotros mismos? Puede que haga tal uso de su libertad y escape tanto al control que por eso cuesta “controlarlo”. Cuanto mayor es el realismo que permite la tecnología, de mejor manera se plasma la forma real de Sonic. Tal vez ocurra que simplemente no somos capaces de seguir su ritmo, él nunca se para ante nada ni nadie, y puede que la sociedad en general ya no sea capaz de avanzar tan deprisa como antes.

¿Habrá algún día formas de controlar esa velocidad? ¿Podrá el mundo seguir el ritmo de Sonic? ¿O seguiremos tratando de controlar un juego del año 2015 con un mando de de 1996? Sea como sea, la velocidad seguirá siendo básica para entender a nuestro “supersónico” erizo. Y ese deseo de libertad seguirá ahí atrapando a personas de todo el mundo. Ahora solo falta que el mundo sepa responder a ese deseo de libertad de las personas.


Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.