Opinión: Dos perritos con chili, por favor
Adventures of Sonic
the Hedgehog (AoStH para los amigos)
Mientras esperamos a que llegue la nueva serie de animación
de Sonic, no está de más echar la vista atrás para rememorar la que fue la
primera de todas ellas. Si, aquella que tantos “poops” nos ha brindado en
Youtube, pero que los más viejos del lugar recordamos como algo más…
La crítica no ha sido amable con esta serie a través de los
años, especialmente en tiempos recientes. Y es que su particular estilo caótico
ya chocaba incluso en su época, por muy crio que fueses, a pesar de que llegó
en pleno auge de las series disparatadas donde el humor absurdo dominaba sin
oposición. Hay quién no dudaría en decir que el humor de AoStH no es absurdo,
sino estúpido. Pero también es cierto que de algún modo logró ganarse el cariño
de muchos, entre los cuales me incluyo.
Para tratar de entender esta serie, primero hay que ponerse
en situación. Nos encontramos en 1993, cuando ni siquiera existía aún nuestro
querido Knuckles. Una época muy diferente a la que conocemos ahora, no solo en
lo referente al erizo, sino también en general, pues Internet distaba mucho
todavía de ser lo que conocemos hoy.
En ese momento, la escasa información que teníamos los fans
sobre el lore del erizo provenía de los manuales de instrucciones de los
propios juegos, o de lo que se pudiera intuir jugando a ellos, así como de los
escasos cómics existentes, a cada cual más alejado del concepto original con el
que fue creado Sonic.
Ni Archie, ni Fleetway, se molestaron en tratar de adaptar
fielmente el concepto original japonés, apostando cada uno por su propia visión
y confundiendo a los fans en el proceso. Sin Internet, no había forma de
investigar, o contrastar, los diferentes cánones. Incluso las propias revistas
de videojuegos lo tenían ciertamente complicado para poder entrevistar a los
creadores de los juegos. Había demasiados huecos, y nada con qué rellenarlos.
Así muchos optaban por inventarse sus propias historias para
las correrías del erizo, pero entonces llegó AoStH, y por increíble que nos
parezca, nos ofreció algo que no estaba tan alejado de los conceptos originales
como lo estaban el resto de propuestas. ¿Es esta serie fiel a lo que Naka y
compañía idearon? Ni mucho menos, pero si lo comparamos con el resto de cosas
que teníamos entonces aquí en occidente, la evidencia resulta cuanto menos
sorprendente.
Sonic y Tails, compañeros inseparables. |
¿Era nuestro querido “caracono” fiel al Eggman original? Pues
desde luego lo era más que el Doctor Kintobor, o el “manco cabreado” de SatAm. Un
villano malvado con tendencia a actuar como un niño grande, alguien a quien se
supone que había que temer, pero que acababa siendo el hazmerreír de Sonic y
compañía una y otra vez. Un tipo peculiar y carismático que tan pronto
explotaba en cólera, como aparecía bailando o cantando sin importarle lo más
mínimo hacer el ridículo.
De hecho, si nos fijamos en el Eggman actual de Pollock, y
especialmente en el de Sonic Boom, podemos reconocer muchos dejes del viejo y
entrañable “pingas”. Incluso Jim Carrey en la película actúa de forma parecida.
¿Quiere esto decir que AoStH fue inspiración para todo esto? No, más bien quiere
decir que al hacer esta serie tuvieron más en cuenta de lo que parece el canon
japonés. Mucho más que el resto de adaptaciones del erizo de aquel entonces.
Pero si hay algo que le sienta bien a Robotnik es contar con
un buen par de esbirros que le ayuden a plasmar esa particular personalidad suya,
y en el caso de AoStH este papel les toca a Scratch y Grounder. Este par de
adorables mastuerzos fueron los primeros esbirros cercanos con los que contó
Eggman, mucho antes de que llegasen Decoe y Bocoe en Sonic X, o los actuales
Cubot y Orbot. Y su papel viene a ser el mismo, robot tonto, y robot más tonto
todavía, estorbando más a su creador de lo que le ayudan.
Lo curioso aquí es que Grounder y Scratch están directamente
sacados de Sonic 2, donde aparecen como badniks. Igual que ocurre con Coconuts,
la tercera pata de este trípode de robo-torpes a la que Robotnik maltrata sin
piedad. ¿Pero hay algo más de los juegos en esta serie? Pues más de lo que
parece, pues hacen acto de presencia zonas como Casino Night o Chemical Plant,
e incluso las fases de bonus de Sonic 1 y Sonic 2. Hasta una fortaleza con un
sistema de defensa pinball directamente extraída de Sonic Spinball.
Los anillos no juegan un papel destacado, pero haberlos
haylos. Y en varios episodios juegan un papel importante las Esmeraldas del
Caos, aunque con poderes muy distintos a los de los juegos. Más curioso es el
hecho de ver a Sonic hacer cosas que le volveríamos a ver hacer años más tarde
en algunos de sus juegos, como por ejemplo participar en una carrera de coches.
Si, Sonic ya iba en coche en 1993, antes incluso de que saliese el primer Sonic
Drift.
El propio Sonic refleja gran parte de su personalidad original
con sorprendente fidelidad, como por ejemplo su inquebrantable sentido de la
justicia, la chulería que le lleva a querer ser siempre el centro de atención,
o ese tono borde, y a veces hasta cruel, que nos puede llegar a hacer sentir
pena por Robotnik y sus esbirros.
Robotnik y su tropa en Dr. Robotnik’s Mean Bean Machine. |
Por desgracia también hay que lamentar diferencias
importantes con el original, como por ejemplo la costumbre de disfrazarse una y
otra vez cual Mortadelo. Esto no obstante es un remanente de los viejos dibujos
animados, algo que podemos apreciar por ejemplo viéndole disfrazarse de mujer
para engatusar a Robotnik, cosa propia de dibujos clásicos como Bugs Bunny.
Pero de todos quizá el que más sorprenda por su
caracterización es Tails, ya que si bien al principio parece bastante débil e
inocente (al fin y al cabo, es un niño pequeño), poco a poco se irá viniendo
arriba reclamando un mayor protagonismo. Y lo que es más sorprendente, irá
desarrollando habilidades de piloto y mecánico que sorprenderán incluso al
resto de protagonistas.
Eso es un rasgo curioso de esta serie, y es que, aunque en
un principio parecen meras caricaturas sin conexión alguna entre sí, a medida
que avancen los episodios iremos viendo como tiene su propio desarrollo, e
incluso como va introduciendo personajes recurrentes que a veces no tienen nada
que envidiar a los principales en encanto y carisma.
Es difícil no encariñarse con personajes como Mamá Robotnik,
El Profesor Von Repera (Von Schlemmer), o Wes Weasley. Pues son capaces de
sacarnos más de una sonrisa con sus locuras. También sorprende como poco a poco
las tramas de los episodios van aumentando en complejidad, como por ejemplo
cuando Robotnik se presenta a las elecciones, un episodio “con mensaje”
impropio de una serie “para críos”, y que nos puede recordar bastante a ciertas
situaciones actuales…
A esto hay que sumarle el doblaje de España, pues corrió a
cargo de los mismos actores de voz que Los Simpson, lo que ayuda a aumentar el
carácter gamberro y humorístico de la serie. Como curiosidad, la producción de
la serie fue en parte española, ya que la animación se llevó acabo aquí mismo. Lo
cual explica por qué se le dio tanto bombo en su momento cuando se estrenó
aquí.
En su día recuerdo levantarme temprano cada mañana para
poder “ver a Sonic en la tele”, algo que sin duda me hizo cogerle cariño al
margen de su calidad, o fidelidad a los juegos. Con el paso de los años se ha
ido quedando ahí en mi memoria, para ser recordada de vez en cuando por algún
capitulo suelto, o en la era de oro de los poops. Pero ahora que la han puesto
por fin en Amazon Prime Video, he decidido volverme a ver la serie entera, y la
verdad es que debo admitir que me ha sorprendido…
Sonic ya iba en coche en 1993, y sin que nadie preguntase estupideces. |
No se trata de un mero ejercicio de nostalgia, sino del
hecho de que volver a ver esta serie con los ojos de hoy en día como fan del
erizo, me ha hecho apreciarla de un modo distinto. Al margen de que como adulto
he podido pillar más de una broma subida de tono que en su momento era fácil
que le pasase desapercibida a cualquier crio o adolescente.
Ha llovido mucho desde que se creó esta serie, y si en su
momento pudieron parecer absurdas ideas como que Sonic y compañía acabasen
atrapados dentro de un cuento de hadas, o escapando de un monstruo dentro de
una estación espacial abandonada, hoy en día esas cosas nos resultan
terriblemente familiares…
¿Puede que la influencia de AoStH sea mayor de lo que
pensábamos? ¿O simplemente es que es normal que acaben coincidiendo las tramas
después de tantos años? Personalmente apuesto por lo segundo, pero no está de
más recordad que lo de los perritos con chili lo vimos por aquí en esta serie
antes que en ningún otro sitio, por mucho que apareciese antes en cómics que no
llegaron a esta parte del mundo.
¿Es entonces una buena serie? No me atrevería a decir tanto,
pero no deja de ser la primera serie de animación del erizo, y me da la
sensación de que tal vez no se la ha apreciado como se merece… Por descontado
que tiene sus fallos. ¿Pero qué serie de Sonic no los tiene? ¿Merece la pena
verla a estas alturas?
A esa pregunta solo puedo responderos desde mi propia
experiencia personal, que es la de que me ha merecido totalmente la pena volver
a verla. No solo ha cambiado para mejor mi percepción general de la propia
serie, sino que además ha sido un ejercicio divertido y curioso volverme a
encontrar con algo del pasado del erizo, pero viéndolo con los ojos de fan de
hoy en día.
Si estáis aburridos ante la actual escasez de noticias,
aprovechad a darle un revisionado, o a verla por primera vez si no lo habíais
hecho antes. No va a ser lo mejor que hayáis visto jamás del erizo, pero por lo
menos os arrancará alguna sonrisa. También es la serie ideal para compartir con
los más peques, como nexo de unión entre diferentes generaciones de fans del
erizo.
Sonic dice: “¡Ved mi primera serie!” |
Cualquier excusa es buena para verla, y si no encontráis
ninguna, tenéis millones de horas de poops en Youtube que seguro que hacen que
os pique la curiosidad. Ah, y no os olvidéis de ver los consejos de “Sonic
Dice”, pues fue en esta serie donde nació el lado más consejero del erizo.