Opinión: Cinco décadas de evolución
Llega la novena
generación de consolas.
En el anterior artículo hablamos sobre las dudas que les
genera a muchos la nueva generación de consolas que estamos a punto de
estrenar, la cual asegura la propia Sony que será la mayor de la historia. ¿Lo
será realmente? Eso el tiempo lo dirá, pero para saber cómo hemos llegado hasta
aquí, toca volver la vista atrás y repasar los cambios generacionales
anteriores.
Es muy posible que los más jóvenes nos hayáis escuchado a
los más viejos hablar sobre lo importantes que eran los saltos generacionales
décadas atrás, mientras se argumenta que dichos cambios han ido siendo cada vez
menores. ¿Es esto cierto, o simplemente se trata de otra de tantas “quejas de
viejo” que recorren Internet? Eso es lo que vamos a ver hoy.
Ya hablamos en el anterior artículo sobre lo que
supuestamente nos viene ofreciendo esta nueva generación. ¿Pero que nos
ofrecieron en el pasado estos saltos? Para empezar, es bueno recordar que esta
nueva generación que vamos a comenzar será la novena generación de consolas,
una evolución que comenzó a principios de los años 70 cuando la Magnavox
Odyssey inició toda esta fiesta.
De Pong a Donkey Kong. |
Aquellos comienzos fueron una auténtica locura, con más de
900 sistemas distintos que por lo general ofrecían tan solo un único juego. Su
diseño se limitaba tan solo a unos fantasmagóricos pixeles blancos de gran
tamaño flotando sobre pantallas negras, teniendo que recurrir a algunos
ingenios externos, como imágenes de plástico colocadas frente al televisor,
para poder ofrecer algo de vistosidad.
Puede que hoy en día nos parezca algo demasiado sencillo y
modesto, pero en su momento supuso toda una revolución el simple hecho de poder
interactuar en nuestra casa con las imágenes del televisor. Fue a partir de ahí
cuando las cosas comenzaron a evolucionar hasta llegar al primer salto
generacional, en el que una de las principales novedades fue la posibilidad de
poder cambiar de un juego a otro con tan solo cambiar de cartucho.
Esta innovación técnica se ha mantenido hasta nuestros días,
aunque el formato de almacenamiento haya ido variando con los años. ¿Será la nueva
generación la última que dé soporte al formato físico? Son muchos los que se
preguntan esto, y es que nunca hasta ahora habíamos estado tan cerca del posible
fin de este avance.
De Donkey Kong a Super Mario Bros. |
Pero también hubo un salto técnico increíble, pudiendo llegar
a ofrecernos gráficos en color, ante los que todavía había que ejercitar la
imaginación para llegar a ver lo que nos decían que era. Así unos pocos pixeles
rojos y azules se podían convertir en Spider-Man, y podíamos distinguir a cada
uno de los fantasmas de Pac-Man según su color. Y todavía quedaba otra gran
innovación por sumarse, el sonido.
En un solo cambio generacional las consolas habían dado un
salto enorme tanto en el aspecto técnico como en el jugable, pasaron de ser
meros juguetes electrónicos, a convertirse en la tercera pata de la industria
del videojuego, junto a los arcades y los ordenadores personales. Y aquello
solo era la antesala de lo que vendría después…
La tercera generación de consolas no tardó en llegar, y de
hecho convivió con la segunda durante buena parte de los años 80. Es aquí donde
Nintendo y Sega se subirían definitivamente al barco, en la hoy llamada
“generación de los 8 bits”. El salto fue gigantesco, gracias en gran medida a
que en Japón decidieron tomarse en serio el asunto. Las nuevas máquinas podían
ser caras en sus comienzos, pero estaban muy por delante de todo lo visto hasta
entonces en cuanto a consolas.
De Super Mario Bros. a Sonic the Hedgehog. |
En los 80 la brecha entre sistemas domésticos y arcades se
hizo bastante grande, incluso en los ordenadores. Pero las llamadas “consolas
de 8 bits” se presentaron como un punto intermedio interesante para quien
simplemente quería jugar en casa. Ya no era necesario derrochar tanta
imaginación para ver a Spider-Man en un juego de Spider-Man, los gráficos eran
perfectamente capaces de representar al Hombre-Araña en todo su esplendor.
La otra gran innovación fue el control, pues se pasó de
experimentar con cientos de aparatos extraños, a un estándar de cruceta y botones
que seguimos utilizando hoy en día. Y finalmente se dio un paso de gigante en
otro aspecto sin el que hoy nos resultaría difícil concebir un juego, la
música. Los chips de sonido evolucionaron ofreciendo algo más que simples
pitidos, dando a los compositores la capacidad de hacernos amar un juego por
algo más que sus gráficos y jugabilidad.
Explicado así, todo suena como un enorme salto. ¿Verdad? Y
así lo fue. Y sin embargo quedó completamente atrás en cuanto la cuarta
generación de consolas hizo acto de presencia. Aquí todo era mucho mejor, los
gráficos, el sonido, la jugabilidad… Ahora teníamos los arcades más cerca de
casa que nunca, e incluso los ordenadores personales tenían que conformarse con
medirse de tú a tú con las consolas del momento.
De Sonic the Hedgehog a Super Mario 64. |
Aquí es cuando nació nuestro erizo azul favorito, como uno
de los principales iconos de esta revolución que supuso la que para muchos es
la mejor generación de la historia. Título que a partir de ese momento
tratarían de disputarse las futuras generaciones venideras. Finalmente, la
cuarta generación supuso también la entrada de dos elementos que nos son muy
familiares hoy en día: El disco como principal formato de almacenamiento, y los
gráficos en 3D poligonales.
Fue precisamente en estos gráficos poligonales en los que se
centró el quinto cambio generacional, beneficiándose también del nuevo
formato de disco. Ahora los programadores podían dar rienda suelta a su
imaginación, y ofrecernos prácticamente cualquier cosa. El resultado fue una
explosión de creatividad que afectó a prácticamente todos los géneros, haciendo
que algunos como las plataformas y la lucha se convirtiesen casi en nuevos
géneros gracias a las 3D.
También se buscó llamar la atención de un público más
adulto, derribando de una vez la imagen de “juguete” que tenían las consolas. Grandes
aventuras con historias propias de Hollywood, nos invitarían a sumergirnos en
mundos virtuales, mientras disfrutábamos de una calidad sonora no muy diferente
a la actual.
De Super Mario 64 a Sonic Adventure. |
En aquel momento se podría haber alcanzado perfectamente el
techo técnico en la evolución del videojuego, sin embargo los nuevos gráficos
tridimensionales estaban aún muy verdes, y es en su evolución en lo que se
centrarían en gran medida las generaciones venideras. Así arrancaba la sexta
generación de consolas, con una Dreamcast que era capaz de ofrecer gráficos de
tal calidad, que incluso los arcades y los mejores ordenadores de la época
tenían dificultades para igualar.
Este salto llegó además en muy poco tiempo, apenas 4 años
después de que se iniciase la anterior generación de consolas. Había que
“redondear” esos polígonos, y la solución para ello fue darles a las máquinas
cada vez más potencia. Pero aquella generación no se limitó tan solo a esto, ya
que también supuso la llegada eficiente de los servicios online a las consolas.
Ahora podíamos jugar con jugadores de cualquier parte del mundo, o acceder a
nuevos contenidos descargables.
Con la llegada de la séptima generación se alcanzó lo que se
buscaba, que los gráficos poligonales luciesen por fin cómo era debido, tal y
como lucían las grandes superproducciones CGI de Hollywood. Tal vez entonces no
fuésemos conscientes, pero el techo gráfico comenzaba a asomar en el horizonte…
Las compañías lo sabían, y se empezaron a probar nuevas formas de jugar que
compensasen el, cada vez menor, margen de mejora visual.
De Sonic Adventure a Sonic Unleashed. |
También se aprovechó esta generación para pulir las
conexiones a Internet, abriendo de paso las puertas a los llamados “juegos
indies”, donde habría que buscar a partir de entonces la originalidad, teniendo
en cuenta los temores que provocaban los costes cada vez mayores a la hora de
producir juegos grandes.
Todo esto comenzó a hacerse bastante evidente con la llegada
de la siguiente generación de consolas (la actual), en las que las propias
compañías nos advertían de que los saltos técnicos serían cada vez menores. Si,
aún quedaba lugar para la mejora visual. Pero todo quedaba reducido a una
eterna promesa de alta definición y juegos a 60fps que no siempre se cumplía,
ni siquiera cuando a mitad de la generación nos vinieron vendiendo una especie
de “sub-generación“ de consolas “pro”.
Para compensar esto se buscan nuevas formas de jugar,
algunas de ellas rescatadas de viejas ideas del pasado, pero que por unas
razones u otras parece que no terminan de cuajar. Hemos pasado de generaciones
que prácticamente se vendían solas, a otras que “nos tienen que explicar” para
que veamos la diferencia.
De Sonic Unleashed a Super Mario Odyssey. |
¿Ocurrirá lo mismo con esta novena generación? ¿A vosotros
os parece que este será realmente el mayor salto generacional de la historia? Después
de volver la vista atrás, somos muchos los que tenemos serias dudas al
respecto. De modo que solo queda confiar en que las compañías sepan insuflar
aire fresco en la industria y ofrecernos así una nueva generación como es
debido.
Al fin y al cabo dicen que la necesidad agudiza el ingenio,
y si la nueva generación no puede llamar nuestra atención a base de gráficos,
se verá en la necesidad de hacerlo por otras vías. De un modo u otro, comienza
a escribirse una nueva página en la historia de las consolas y del videojuego
en general. Y es que después de todo, algún día todo esto será también
historia.
Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.