Opinión: Sega no es solo Sonic (Girl’s Garden)


La ópera prima de Yuji Naka

En mis primeras incursiones en Internet hace ya casi 20 años, uno de mis principales temas de búsqueda de información fue la historia de Sega, especialmente la parte que nos perdimos aquí en Europa y occidente en general. No paraban de salir proyectos, revolucionarias innovaciones, juegos, y hasta consolas inéditas por esta parte del mundo. Y sin duda la que más atrajo mi atención fue SG-1000.

¿Una consola de Sega anterior a Master System? ¿Y de la que por aquí no sabíamos absolutamente nada? ¡Increíble! Había que investigar aquello, y gracias al emulador Kega Fusion empecé a explorar su catálogo de juegos, con la esperanza de que llegase el día en que pudiese conseguir una de estas consolas reales, aunque pareciese algo casi imposible.

Sus juegos eran muy especiales, de algún modo se apreciaba en ellos el “ADN” de Sega, pero en una fase muy temprana. Elementos que después serían señas de identidad habituales de la compañía, pero que aquí estaban dando sus primeros pasos. Y la explicación la iba a encontrar a medida que buscaba más información sobre aquella pequeña maravilla, pues detrás del desarrollo de algunos de sus juegos había nombres como: Rieko Kodama, Yu Suzuki, o Yuji Naka.

Aquello era una especie de “Baby Sega”, adorable y entrañable a partes iguales. Y con unos juegos verdaderamente capaces de enganchar a base de emplear la vieja fórmula arcade con la que nacieron los videojuegos. Mecánicas que hoy en día parecen simples, pero que son más adictivas que explotar las pompas de plástico de burbujas.

Entre todos aquellos juegos hubo uno que, de algún modo, destacaba entre los demás. Con una propuesta tan loca y original que probablemente no haya vuelto a ser utilizada jamás, y un aspecto visual rebosante de colorido a pesar de las limitaciones del hardware. Ese juego era Girl’s Garden, y se trataba del primer título creado para Sega por el señor Yuji Naka.

Ningún emulador fue empleado durante la obtención de esta imagen.

Aquí empezó todo, y cuando digo todo, es todo lo referente a la historia de Sonic. La semilla que dio pie al árbol del que acabaría naciendo un fruto azulado con púas. Pero no se trata ya de su componente histórico, sino que también es un juego sorprendentemente original para su época, y todavía hoy en día lo sigue siendo. ¡36 años después!

La intención de Sega era ofrecer un título que llamase la atención del público femenino nipón de principios de los 80, y para ello se diseñó la ingeniosa y simpática propuesta de hacer que jugásemos con una jovencita llamada Papri que buscaba atraer el amor de un apuesto joven vecino suyo llamado Minto. Pero Papri no era la única solterona buscando amor en la zona, pues otra chica llamada Cocco también se moría por los huesos de Minto.

A partir de aquí, nuestro objetivo en el juego es recolectar florecillas por el campo para formar un bonito ramo que regalarle a Minto, lo que básicamente es una excusa para acercarse a su casa antes que esa pelandusca de Cocco. Las flores brotan por el campo empezando como tiernos capullos, para después germinar y convertirse en una bella flor, ese es el momento idóneo para recogerlas.

Si nos precipitamos y no esperamos a que germinen, no nos servirán de mucho. Y si esperamos demasiado las flores se marchitarán, y recogerlas se restará belleza a nuestro ramo haciendo que perdamos parte de lo ganado. Por el camino también tendremos que evitar peligros como caer al agua, o los ataques de la fauna salvaje como los hambrientos osos, a los que podremos distraer con una limitada reserva de miel.

Curiosamente aquí los corazones no representan la salud, sino el amor que Papri siente por Minto. No obstante funcionan de la misma forma, ya que cada vez que Papri sea víctima de alguna desgracia perderemos un corazón de nuestro medidor. Naturalmente la gracia del juego está en conseguir la mayor puntuación posible, como era tradición en aquel entonces. Lo que además permite que nos piquemos con otros jugadores para ver quién logra más puntos.

Parece que Cocco se ha salido con la suya esta vez… ¡Venganza!

Para amasar más puntos aún, cada dos fases podremos acceder a un nivel de bonus especial en el que debemos saltar osos para esquivar su ataque, y si logramos evitarlos todos recibiremos una bonificación extra. Puede parecer una propuesta sencilla, y lo es. Pero pronto descubriremos como no es tan sencillo lograr superar nuestros récords, pues entran en juego suficiente variables como para que resulte desafiante, especialmente si jugamos turnándonos con al menos otra persona.

A mí personalmente me resulta llamativa la elección de colores escogida para representar a cada personaje: Rosa para Papri, azul para Minto, y Rojo para Cocco. ¿Os suena? Protagonista femenino rosa, protagonista masculino azul, y rival del protagonista rojo. Sonic, Amy, Knuckles… Claris, Elliot, Reala… Es posible encontrar alguna cosilla más que nos recuerde quién creó este juego, pero eso ya os dejo mejor descubrirlo a vosotros.

Por desgracia Sega nunca lo ha reeditado, pero no hace falta que os volváis locos buscando una consola y cartucho originales para jugarlo. De hecho el cartucho original se ha convertido en uno de los más buscados y cotizados de la consola, por si ya la propia consola no era suficientemente difícil de conseguir de por si… Yo lo conocí gracias al emulador Kega Fusion, y vosotros podéis hacer exactamente lo mismo hoy en día.

Tras este juego, Yuji Naka se dedicó principalmente a portear juegos de recreativa a Master System y posteriormente Mega Drive/Genesis. Pero allá por 1990 le llegaría su gran oportunidad, algo que probablemente nunca habría ocurrido de no ser por la experiencia que ganó en aquellos 6 años desde que creó Girl’s Garden.

Un trocito de la historia de Sega y de Sonic que merece ser recordado, y también un granito de arena más dentro de la propia historia del videojuego, no solo por su original propuesta, sino también por ser uno de los primeros juegos protagonizados por un personaje femenino. Dos años antes que Samus, y con más de una década de antelación con respecto a Lara Croft. Tan solo algunas pioneras legendarias como Ms. Pac-Man lograron anticipársele.

Por fin cayó en nuestras garras (de dragón).

Afortunadamente aquel sueño imposible de conseguir una SG-1000 real con este cartucho se acabó cumpliendo, tal y como podéis ver en las fotos que acompañan al artículo. Pero no me olvido ni por asomo de cómo conocí este juego, gracias a la información disponible en Internet, y a un fantástico emulador surgido de la comunidad de fans de Sega. Vosotros podéis hacer exactamente lo mismo en estos días, y descubrir así ese “ADN primigenio de Sega” que se oculta dentro del catálogo de SG-1000.

Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.