Opinión: Bleemcast!

 


Crónica de un invento muy gamberro que pudo cambiar la historia de Dreamcast.

 

El pasado 1 de marzo se cumplieron 20 años desde que Sega dejó oficialmente de fabricar Dreamcast, y con ello, formalizando su abandono del mercado de la fabricación de consolas. Pero la última máquina de Sega nos dejó muchas historias, y una de ellas pudo haber variado ligeramente el curso de los acontecimientos, o al menos acortado distancias con Sony de forma sustancial.

 

Esa historia es la del “Bleemcast!”, un peculiar accesorio que durante un tiempo se convirtió en la comidilla de todo usuario de la consola, e incluso de gente que no la tenía y empezaba a plantearse comprarla si aquello llegaba a buen fin. Evidentemente la cosa no terminó bien, pero nos dejó una historia curiosa digna de ser recordada dos décadas después.

 

El “Bleemcast!”, o mejor dicho “Bleem!”, nació como un emulador de la primera PlayStation para PC, algo relativamente común en la época. De hecho, ni siquiera era el emulador que ofrecía mayor compatibilidad con el catálogo de la consola de Sony en aquel momento, pero destacó por ofrecer posibilidades tales como mejorar notablemente el apartado gráfico y el rendimiento general, aplicando toda clase de florituras que hacían que los juegos de PlayStation se jugasen mucho mejor que en la propia consola original.

 

Hasta aquí, la historia de este emulador destacaba poco o nada con respecto a la de otros del momento, pero fue entonces cuando sus desarrolladores decidieron llevar a cabo una locura genial: Portear el emulador a Dreamcast. En aquel entonces el uso de Internet no estaba tan extendido como ahora, lo que no fue impedimento para que la noticia corriese por toda la red, llegando incluso a los propios usuarios de Dreamcast que navegaban desde la misma consola.

 

Gran Turismo 2 corriendo en Dreamcast.

Comenzó a hablarse de la posibilidad de jugar con algunos títulos concretos de PlayStation en Dreamcast, para lo cual simplemente haría falta un “disco de arranque” que se compraba por separado. La lista de juegos compatible se iría ampliando con el tiempo a medida que fuesen llegando versiones actualizadas del programa, hasta llegar a poder jugar a prácticamente cualquier juego de la consola de Sony. ¡Y con mejoras!

 

Algo así habría supuesto un auténtico terremoto en aquel momento, pues el bajo coste de Dreamcast sumado a su compatibilidad con PlayStation, habría disparado considerablemente sus ventas. Lógicamente esto no habría salvado la consola, pero quizá le hubiese permitido sobrevivir más tiempo, llegando en mejor estado de forma a su duelo inminente con PlayStation 2.

 

Lo más curioso es que no estamos hablando de un producto que no llegase a salir a la venta, ni de algo en plan “homebrew” que hubiese que descargar de sitios oscuros. El “Bleemcast!” llegó a ser una realidad, y a estar disponible en las tiendas junto a juegos originales de Dreamcast y PlayStation. Aunque el resultado final no fue exactamente el que se barajó en un principio…

 

Y es que sus desarrolladores prefirieron sacar emuladores individuales para cada título, lo cual les suponía mayores ingresos, y al mismo tiempo garantizaba una mejor emulación del juego en cuestión. Tres fueron los títulos de PlayStation que se pudieron dar una vuelta por los circuitos de Dreamcast: Gran Turismo 2, Metal Gear Solid, y Tekken 3. Hubo muchos más títulos planeados, pero por desgracia no llegaron a estar disponibles.

 

Los tres discos que llegaron a estar a la venta.

Cierto es que el invento tenía sus desventajas, ya que por ejemplo había que destinar una VMU (memory card) entera para él solito. Además, el mando de Dreamcast tenía menos botones que el de PlayStation, problema que los propios desarrolladores del invento intentaron subsanar lanzando un mando compatible, cosa que no tuvieron tiempo de hacer.

 

Pero los resultados a la hora de jugar eran espectaculares, superiores incluso a los vistos en PC. Las texturas lucían mucho mejor, el juego corría a mas FPS y mayor resolución, e incluso era capaz de corregir pequeños fallos del original. Naturalmente todo esto hizo cundir el pánico en Sony, ya que no solo estaban acabando con las exclusividades de su consola, sino que además lo estaban haciendo de forma totalmente legal.

 

Eso es tal vez lo más sorprendente, y es que estos jóvenes desarrolladores tuvieron cuidado de no hacer nada ilegal durante el proceso. El emulador en sí no vulneraba ninguna ley, y como requería el uso del disco de juego original de Sony, tampoco podía ser calificado de piratería. En Sega por supuesto estaban observando todo esto con una sonrisa de oreja a oreja, guardando silencio incluso a pesar del hecho de que este programa vulneraba el sistema que permitía que Dreamcast ejecutase Compact Disc tradicionales.

 

Durante el corto periodo de tiempo que duró esta historia, Sega estuvo en cierto modo apoyando espiritualmente a esta pequeña y modesta compañía de arriesgados desarrolladores. Incluso pudimos ver nada menos que a Jun Senoue vistiendo una camiseta promocional de “Bleem!”

 

Jun Senoue con una camiseta de “Bleem!” en el año 2000.

Naturalmente Sega no podía respaldar oficialmente todo esto, ya que de hacerlo habría abierto las puertas para que los abogados de Sony entrasen con todo contra ellos. Desgraciadamente no hizo falta nada de eso para acabar con el asunto, ya que fueron esos mismos abogados de Sony los que dieron muerte indirectamente al invento.

 

¿Por qué indirectamente? Pues porque como he dicho, el “Bleemcast!” no vulneraba ninguna ley, y la compañía que lo fabricaba y distribuía ganó todos y cada uno de los casos que Sony interpuso contra ellos. Lo que ocurrió es que Sony sabía que, aunque perdiesen todos y cada uno de los juicios, estos suponían unos costes abismales para la pequeña empresa independiente, lo que al final la acabó llevando a la ruina.

 

Y así un día amaneció el sitio web oficial de “Bleem!” con una simbólica imagen de Sonic llevando flores a la tumba del controvertido emulador. Una batalla que Sony ganó por desgaste, y que fue uno de los primeros indicios de que el sueño de Dreamcast estaba llegando a su fin.

 

Curiosamente algunos de los desarrolladores de este peculiar invento acabaron trabajando para Sony, ya que la compañía mostró gran interés por saber cómo demonios habían conseguido que los juegos de PlayStation se viesen tan bien en Dreamcast. Hay quién dice que Sony estuvo estudiando cómo mejorar la retrocompatibilidad entre PS1 y PS2 de este modo, aunque parece ser que todo quedó en nada.

 

Con esta triste imagen terminó la historia del “Bleemcast!”

Y así se cerró este peculiar capítulo de la historia de Dreamcast, lo que al fin y al cabo fue también historia de Sega, de Sony, y del videojuego en general. Aún es posible adquirir copias del “Bleemcast!” por Ebay, incluso nuevas a estrenar y por un precio bastante asequible. Una buena forma de poseer un pequeño trocito de historia y de paso disfrutar de versiones mejoradas de tres grandes clásicos de la primera PlayStation.


Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.