Opinión: Esta no es la infancia de mi infancia.



Parece que los “niños rata” molestan mucho, ¿pero y si no fuesen algo de ahora?

Después de llevar tres décadas en el mundillo del videojuego, te vas dando cuenta de cosas curiosas que para la mayoría parecen pasar desapercibidas. Cosas que se acaban asumiendo como “normales”, pero que vistas en perspectiva arrojan resultados cuanto menos llamativos sobre la forma en la que actúan las personas.

Y es que en los últimos años se ha hecho bastante popular el término “niño rata”, que originalmente se empleaba para definir a aquel usuario de corta edad con el que te tropezabas mientras jugabas online, y cuya voz aguda resonaba como los chillidos de un pequeño roedor através del micro. Eso sin mencionar su clara alusión a cierto capitulo de Los Simpson.

Pero a raíz de aquello se comenzó a emplear este término como algo aún más despectivo, y se empezó a utilizar fuera de las típicas partidas online. A día de hoy se usa abiertamente como insulto hacía aquellos jugadores de corta edad que se inician en este mundillo, en base a argumentos peyorativos del tipo “es que como son niños, no saben nada”.

Pero los niños, niños son. Y al igual que los adultos, los hay de todo tipo. Sin embargo parece muy fácil acusarles de que las ventas de tal juego se disparen, de que los youtubers amantes de lo chabacano triunfen, y de prácticamente cualquier cosa que de la que se le quiera cargar “el muerto” a otro. ¿Pero son realmente responsables de todo esto?

Pues lo son tanto como pueda serlo cualquier otra persona, pero ni en mayor ni menor medida por el mero hecho de ser niños y “no saber nada”. No obstante parece ser siempre más cómodo colgar etiquetas y echarle la culpa a otro, cuando a veces a lo mejor deberíamos mirarnos nosotros mismos el ombligo y asumir nuestra parte de culpa.

El ciclo de la vida.

Si, ya se que aquí todos somos “gamers” muy responsables y sensatos que nunca hacemos nada malo (nótese el sarcasmo), pero lo que nadie puede negar es que ninguno de nosotros ha nacido sabiendo. Todos sin excepción hemos sido niños, y si llevamos en esto desde nuestra querida y tan traída infancia, entonces nos ha tocado pasar si o si por el mismo proceso de ignorancia y aprendizaje.

Tras tres décadas en esto ves pasar a varias generaciones de jugadores, incluida la tuya, y ya en alguna ocasión he visto jugones de los que ya peinan canas hablando despectivamente de “los niños de la Sega y la Nintendo”. Ya os he contado aquí más de una vez que esto del videojuego es más viejo de lo que algunos se creen, y los patrones sociales parecen tender a repetirse.

El boom de las consolas que trajeron Sega y Nintendo cambió radicalmente el mundo del videojuego, de modo que es perfectamente comprensible que aquellos que ya llevasen un tiempo en esto, se pudieran sentir apartados y ofendidos por aquella masa de críos que se peleaban en el patio del colegio.

Seguro que a alguno de vosotros ya se ha sentido molesto al saber esto, “eh pero si yo solo era un niño, ¿por qué me atacan?” Pues por el mismo motivo por el que ahora se ataca a estos “niños rata”. Y en todas las generaciones ha pasado esto, como con los que se criaron en la época de la primera, o la segunda PlayStation. ¿Esos que son? ¿Los “niños Princo” y los “niños del CoD”?

“aajajjjjaj tontos ninios rrata ke no conosieron hel terror xd enfin”

Colgar etiquetas es muy fácil, pero lo hacemos sin darnos cuenta de que a veces nos las estamos colgando a nosotros mismos. No es justo criticar a un sector de usuarios que simplemente está pasando por lo mismo que pasamos nosotros, y si la moda de hoy son los youtubers o el Minecraft, la de otro tiempo fueron las revistas y las peleas de patio de colegio entre Sonic y Mario, o jugar al GTA San Andreas que muchos ya vienen calificando como “el de su amada infancia”.

Esto también lo he visto entre los fans de Sonic, especialmente cuando llegó Sonic Boom. Fans adolescentes que crecieron sin comprender por qué se criticaba tanto el cambio del Sonic clásico al moderno, pero que vomitaron bilis hasta por los ojos cuando su amado “Sonic X” se convirtió en “ese larguirucho con vendas”. Si, es irónico cuanto menos…

Día a día vamos creciendo, y no solo al pasar de niño a adulto. También se aprecian patrones curiosos al irse haciendo más viejo, generalmente hacia un pasotismo que a muchos les lleva a apartarse del mundo del videojuego, o a limitarse a revivir el pasado. Esto no tiene nada de malo, cada uno es libre de seguir su camino. Lo que no está bien es criticar a los demás, o reírse de ellos, por venir recorriendo el mismo camino que ya recorrimos otros.

De pequeños tendemos a seguir las modas aún más que cuando somos adultos, porque estamos más expuestos a ello. Véase como ejemplo la forma en la que las agresivas campañas de marketing de los 90 siguen haciendo mella hoy en día… También somos más rebeldes de pequeños y queremos hacer “cosas de mayores”, lo que explica que los niños prefieran jugar al GTA antes que al Pokémon.

Pero también somos menos críticos con todo, y bastante más abiertos de mente. Y esto son cosas que quizá no estaría mal mantener, al menos en parte. Y es que hay cosas peores que esos “niños rata” que tan molestos parecen resultar, como por ejemplo los “viejovenes”, personas que con 20 o 30 años ya se comportan como octogenarios descontentos con todo cuanto ocurre.

¿Niños rata? Son peores los “viejovenes”…

Lo mejor sería dejar de colgar tantas etiquetas a la gente, pero esto es algo que siempre ha estado ahí y no va a cambiar, de modo que lo único que se puede hacer es tratar de adaptarse y mejorarlo de forma persona e individual. Mientras tanto esos “niños rata” de ahora vendrán en un futuro a quejarse de los que sean niños por aquel entonces, seguramente acusándoles de hacer lo mismo que ellos hacen ahora. Y por supuesto sin recordar cuando lo hacían ellos, porque aquí funciona mucho la memoria selectiva y solamente nos acordamos de lo que nos interesa.

Es el ciclo de la vida, así funciona la sociedad. Y lo mismo ocurre con tantas otras cosas, porque las personas siguen siendo personas, y siguen tropezando en los mismos baches del camino en los que otros tropezaros antes. Se puede intentar ayudar a los jóvenes a no tropezar en el mismo sitio, pero no criticarles si lo hacen, y menos si no nos molestamos en advertirles de que ese dichoso bache estaba ahí cuando nosotros pasamos.


Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.