Opinión: Sega no es solo Sonic (Streets of Rage).



Impartiendo justicia en las calles de la rabia.

Como este probablemente sea un año en el que no haya demasiadas cosas del erizo, he decidido aprovechar para iniciar una pequeña serie de artículos sobre otras franquicias de Sega. ¿Por qué? Pues porque a veces parece que se nos olvida que Sega es mucho más que Sonic, y esto ayudará a muchos a conocer mejor su historia y su legado. Hay que decir que no serán necesariamente artículos consecutivos, ya que pueden aparecen en cualquier momento., lo exija la actualidad o no.

Para empezar he escogido al veterano Streets of Rage, saga que debería ser conocida de sobra por alguien que se precie mínimamente de ser fan de Sega. Además de ser una saga que no será del todo ajena a aquellos que solamente sigan los juegos de Sonic, ya que Streets of Rage ha acompañado al erizo en más de un recopilatorio, por no mencionar los numerosos hacks que hay de estos juegos que nos permiten jugar con personajes de Sonic.

El primer Streets of Rage llegaba en 1991 a Mega Drive/Genesis. Si, la misma consola y el mismo año que Sonic. Una época complicada en la que Sega buscaba con qué competir contra Nintendo, y específicamente en este caso contra su exclusiva sobre la serie Final Fight de Capcom. Por aquel entonces Sega era experta en “reinterpretar” juegos que no podían llegar a sus consolas por culpa de las exclusivas. Aunque lejos de limitarse a copiarlos, les daba su particular toque personal.

Axel y Blaze repartiendo estopa en el primer Streets of Rage.

El juego nos daba la opción de escoger entre tres protagonistas distintos, ya fuese para jugar en solitario o para formar equipo con otro jugador. El cooperativo es siempre una de las principales bazas de este tipo de juegos, tanto que cuando falta se pierde buena parte de su gracia. Una vez escogidos los personajes, comenzábamos a limpiar la ciudad de maleantes a base de puñetazos, patadas, y espectaculares movimientos especiales.

Probablemente la clave del éxito de Streets of Rage sea su enorme jugabilidad, ya que al igual que los primeros Sonic es de esos juegos de los que uno no se cansa nunca. Te lo puedes haber pasado mil veces y conocértelo al milímetro, que aun así no hará falta mucho para que te apetezca darle una rejugada ocasional. Ya sea solo o acompañado.

Además esta saga es de esas que probablemente querrás llevar contigo incluso después de apagar la consola, principalmente gracias a su espectacular banda sonora. El gran Yuzo Koshiro fue el encargado de adaptar la banda sonora de Sonic 1 a Master System y Game Gear, y a él le debemos la música de prácticamente toda la saga Streets of Rage. ¿A que suena parecido?

Streets of Rage 2 podría haber nacido perfectamente como un arcade.

Esta similitud musical es aún más palpable en las versiones para Master System y Game Gear de Streets of Rage, cuyas bandas sonoras se podrían trasplantar sin problemas al Sonic 1 de 8 bits y no desentonarían ni lo más mínimo. Si le vais a dar una oportunidad a estas conversiones ochobiteras hacedlo con la de Master System, ya que es superior a la versión portátil en todos los aspectos salvo en que no dispone de modo cooperativo.

También podéis jugarlo en Mega CD dentro del recopilatorio Sega Classics Arcade Collection, versión que utiliza los samples de voz originales sin comprimir para que no suene tan “carrasposo” como en la versión de cartucho. Sin embargo y a pesar de todas estas versiones, Streets of Rage le debe su popularidad en gran medida a cartuchos recopilatorios para la propia Mega Drive, como aquel inolvidable Mega Games 2 que por cierto fue idea de Paco Pastor, el por entonces presidente de Sega España.

El siguiente paso en la serie es Streets of Rage 2, juego que es para muchos el mejor de la serie y uno de los mejores juegos de todo el catálogo de Mega Drive. No somos pocos los que seguimos prefiriendo el primero por tenerle mas cariño, pero es innegable que esta secuela desborda calidad por los cuatro costados.

El absurdo cambio de color de ropa en Streets of Rage 3.

Streets of Rage es una saga que perfectamente podría haber nacido en arcades, y Streets of Rage 2 es la mejor prueba de ello. De hecho su versión arcade para Mega Play podía ser colocada en cualquier salón recreativo de la época sin que nadie se diese cuenta de que dentro había escondida una Mega Drive. Su espectacular apartado gráfico no era algo propio de consolas en aquel entonces, baste para ello con ver el enorme salto técnico que muestra frente a su predecesor.

Streets of Rage 2 es además el favorito a la hora de hacer hacks, pudiendo controlar en el juego a prácticamente cualquier personaje que os podáis imaginar. Esto ayudará a que nunca os canséis de él, ya que por mucho que os lo hayáis pasado, siempre habrá nuevos y curiosos hacks para poder sacarle más partido.

Streets of Rage 2 también contó con conversiones para 8 bits, aunque en este caso probablemente sea más recomendable optar por la versión de Game Gear en lugar de la de Master System (que tampoco es que sea mala). De un modo u otro, a poco que os gusten los beat’em up seguro que este acaba convirtiéndose en uno de vuestros favoritos, y es que sin duda se tiene muy merecida su fama.

Dynamite Deka/Die Hard Arcade, el sucesor espiritual de Streets of Rage.

Y finalmente tenemos Streets of Rage 3, juego que sufrió bastante en su proceso de transición de Japón a occidente. Y es que para empezar toda su trama fue cambiada por una algo menos cruda, censura que también se cebó con algunos personajes del juego, especialmente con Ash, jefe final que en la versión japonesa se podía hasta llegar a desbloquear como personaje jugable.

También se cometieron algunas atrocidades más, como cambiar sin motivo alguno el color de la ropa de algunos protagonistas. Lo peor es que la versión europea del juego sufrió aun más destrozos, con una adaptación lamentable a 50 hercios que hacia el juego terriblemente lento y con una música que se aceleraba sola por momentos sin motivo aparente.

Todo esto le dio muy mala fama al juego, al cuál muchos consideran como el más flojo de los tres. Sin embargo si nos remontamos al Bare Knuckles 3 original (la versión japonesa) nos daremos cuenta de que el juego es mucho mejor de cómo se le pinta, introduciendo algunos elementos bastante interesantes como la posibilidad de escoger diferentes rutas, algo ideal para cuando nos apetezca rejugarlo y no queramos ver lo mismo una y otra vez.

Fighting Force, el juego anteriormente conocido como Streets of Rage 4.

Y aquí termina hasta ahora la trayectoria de la saga Streets of Rage, de la que no se deja de pedir una cuarta entrega que tal vez no llegue nunca. De hecho la serie parece sufrir una extraña maldición que ha echado por tierra los numerosos intentos de Sega por traerla de vuelta, algunos relativamente recientes en el tiempo.

No obstante Streets of Rage dio pie a un par de sucesores espirituales, por un lado el genial Dynamite Deka (Die Hard Arcade en occidente), y por el otro a Fighting Force, juego que directamente se gestó con el nombre de “Streets of Rage 4” pero que acabó convertido en otra cosa por cuestiones empresariales.

Antes de terminar hay que recordar también el paso de Streets of Rage Remake, fangame capaz de dejar pequeño a Sonic Mania como equivalente dentro de su serie, pero que no tuvo tanta suerte como el juego del erizo. Y es que por desgracia vio la luz en una época en la que Sega no estaba tan abierta a sus fans como lo está ahora, y para colmo coincidió en el tiempo con uno de estos proyectos de la propia Sega para traer de nuevo Streets of Rage a la vida. Proyecto que por supuesto también acabó siendo victima de la maldición…

Streets of Rage Remake también fue en parte victima de la maldición.

¿Volverá algún día Streets of Rage? ¿Se romperá la maldición? Quién sabe, pero de momento este es el primer clásico de Sega al que os recomiendo acercaros a conocer si no lo conocéis ya. Y para aquellos que si lo conozcan, seguro que esto les ha dado ganas de volverse a echar una partidita a alguno de ellos, cosa para la que tampoco es que haga falta demasiada excusa.


Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.