Opinión La espiral del silencio
Cuando una minoría
ruidosa arrastra a una mayoría silenciosa
En 1977, Elisabeth Noelle-Neumann lanzaba una revolucionaria
teoría dentro de su libro titulado “La espiral del silencio”, el cuál le dio
también nombre a dicha teoría. Si no lo conocéis, os recomiendo hacer una
pequeña búsqueda en Google y profundizar en el tema, ya que está estrechamente
relacionado con algunas de las cosas que este viejo loco os cuenta de vez en
cuando relacionándolo con los video juegos (que es lo que nos toca). Pero si no
queréis bucear por la red profundizando, os lo resumo rápidamente para que veáis
como se trata de cosas que nos son terriblemente familiares.
Lo que esta teoría viene a querer decir, es que la forma de
comportarse de las personas ante la opinión pública depende y mucho de lo que
haga y diga una pequeña parte de la sociedad. Esto se debe a que solo un
pequeño grupo de personas suele tener la fuerza y empuje moral como para expresar
sin tapujos sus opiniones, mientras que la gran mayoría teme hacerlo para
evitar conflictos verbales o rechazo social. ¿Os suena?
El libro donde nació la teoría del mismo nombre. |
Es algo de lo que ya he hablado aquí antes; entramos a un
foro donde se está hablando sobre un tema, en nuestro caso pongamos un juego. Al
entrar vemos varias personas atacando y criticando dicho juego, y conforme
avanzamos por las páginas, vemos como se unen otros diciendo lo mismo. Quizá
con suerte veamos a alguien tratando de llevarles la contraria, pero pronto
comenzará a ser avasallado e incluso pasto de los trolls. Esto, como buenos
fans de Sonic, seguro que os es tristemente familiar.
Al final el 90% del hilo de ese foro acaban siendo ataques
al juego en cuestión, mientras que los que lo defendían acaban por desistir. ¿Pero
es esa la opinión mayoritaria? ¿De veras hay un 90% de gente que piensa que ese
es el peor juego de la historia? Lo que esta teoría viene a explicar, y yo
mismo (sin conocerla previamente) os he dicho más de una vez por aquí, es que
lo que vemos en ese foro no es más que una minoría de personas, mientras que la
gran mayoría simplemente se calla y guarda silencio para evitar meterse en
problemas.
No son pocas las veces que tras una discusión en un foro o
similar, me ha venido gente en privado reconociendo que ellos estaban de
acuerdo con lo que defendía allí, pero que pasaron de decir nada por evitar
discutir. Esto llega hasta el punto de no querer si quiera dar votos positivos
a un comentario, la gente simplemente lee y calla, dejando que una escandalosa minoría
sea quién tome el control de lo que está pasando.
¿Pero sirve realmente una teoría de hace 39 años para esto? Una
teoría que fue lanzada mucho antes de que Internet se apoderase masivamente de
la capacidad de comunicación de la gente. Pues si, y no solo es algo todavía muy
valido, si no que de hecho lo es aún más. Cuando esta teoría fue lanzada, las
formas de comunicación estaban muy limitadas en comparación con hoy en día.
Ahora cualquiera puede entrar a Internet y decir lo que le de la gana, todos
son como pequeños periodistas que dejan su opinión en sus ratos libres.
Gráfico de la espiral del silencio. |
Esto hace que los efectos se multipliquen por millones, y si
afecta a aspectos importantes de nuestra vida como la política o la religión, también
afecta a cosas más triviales como los video juegos. Es algo que vemos a diario,
y frente a lo que las compañías parecen no estar advertidas. Ellas simplemente
acceden a Internet buscando feedback para sus futuros productos, sin saber que
ese escandaloso feedback proviene en su gran mayoría de un grupo reducido de
gente, que son los únicos que se molestan en hacerlo al tiempo que intimidan a
todo aquel que no piense como ellos.
Dentro de la saga Sonic hemos tenido incontables casos de
esto, y hemos sufrido las consecuencias innumerables veces. Es mejor no pararse
a pensar cuantos juegos del erizo habrán sido diseñados en base a lo que decían
cuatro personas en Internet, pues puede ser altamente deprimente. Pero no vayáis
a pensar que es Sonic el único que lo sufre, pues apenas hay franquicias que se
libre de ello.
Recientemente me ha tocado sufrir el caso de cierta saga de
la que también soy fan, después de ver como años de quejas estúpidas en
Internet han acabado por convertir dicha saga en algo que jamás fue, algo
cuidadosamente modelado y manipulado por una minoría ruidosa que ni se
molestaba en jugar a los juegos, o en informarse antes de hablar. A ellos se
sumaban papagayos que repetían lo que otros decían en busca de vacía aceptación
social, y trolls que simplemente van allí donde hay ruido a ver si pueden hacer
que haya un poco más para satisfacer su enfermizo deseo de diversión malsana.
Todo esto mientras la mayoría, millones de usuarios
contentos con la saga, simplemente guardaba silencio para no entrar en polémicas.
Sería multimillonario si me hubiesen dado un euro cada vez que alguien me ha
dicho “pero pasa de esa gente, no merece la pena discutir con ellos”. ¿En serio
no merece la pena? ¿Es mejor dejarles salirse con la suya? ¿Dejar que destruyan
aquello que te gusta y a que ellos no les importan?
Sé que es imposible luchar contra algo así, es como tratar
de parar un tren de mercancías a escupitajos, y más viendo que es algo que
lleva arraigado en esta sociedad desde hace tanto tiempo. Pero eso no es excusa
para no hacer nada y dejar que ocurra. La mejor forma es hacer que las compañías
aprendan de una vez a no fiarse del feedback que recogen de los usuarios, y que
sean ellas mismas quienes decidan lo que se deba hacer en cada momento.
Un claro ejemplo de lo que una minoría puede hacer con un juego. |
No es fácil cambiar a la gente, y luchar contra la estúpida
masa social es altamente frustrante. Pero si se puede cambiar nuestra propia
percepción personal, tanto la nuestra como usuarios, que no deberíamos jamás
dejar que una minoría ruidosa nos calle. Como la de las empresas que deben
entender de una vez que no todo lo que se ve en Internet es reflejo de lo que
piensa la mayoría.
Lo ideal sería que nada de esto afectase a cosas importantes
de nuestra sociedad, pero de momento habrá que conformarse con ver si somos
capaces de erradicarlo de algo tan trivial como son las cuestiones de ocio. Yo
por mi parte estoy cada vez más cansado de que ya no sean los desarrolladores o
las compañías quienes decidan cómo debe ser un juego, si no una pequeña
cantidad de bocazas en Internet.
Es hora de intentar cambiar esto, porque nunca jamás este
problema había alcanzado la importancia que Internet es capaz de darle hoy en
día, y los efectos de algo así pueden ir muchísimo más allá de que nos
fastidien nuestra saga de juegos favorita. Las consecuencias de algo así son
imprevisibles, y quizá cuando queramos darnos cuenta ya sea demasiado tarde
para hacer algo.
Finalmente esta teoría también habla sobre los medios, y
sobre su poder para influir en estas minorías ruidosas y aislar aún más a
quienes no piensen como ellos. Por eso nunca dejare de insistir en que tengáis
cuidado con qué leéis y donde lo hacéis, pues el germen de muchas de estas minorías
ruidosas está en muchos casos en los medios.
Las opiniones vertidas en esta columna son de
exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan
necesariamente el pensamiento de Sonic Paradise.