Opinión: ¿Nos volvemos más exigentes con la edad?
¿Van realmente las
cosas a peor, o simplemente nos volvemos más quejicas con el tiempo?
Ya hemos hablado aquí con anterioridad del llamado
“conflicto generacional”, esa extraña disputa entre diferentes generaciones
sobre si las cosas eran mejor antes o ahora. Pero hoy vamos a preguntarnos si
no nos estaremos volviendo demasiado exigentes en ocasiones. Y si no habéis entrado
en la fase de “me quejo por todo”, también os vendrá bien leer todo esto para
evitar entrar en dicha fase.
Para empezar quejarse no es malo, no vamos a aceptar porque
si algo que no nos gusta, y tratar de cambiarlo a mejor ayuda al avance y a la evolución.
El problema viene cuando esa queja se descontrola, y empezamos a ver fallos en
todo, hasta en aquello que no tiene fallo, simplemente porque aunque esté bien,
no es de nuestro agrado. O peor aun, cuando uno convierte la crítica y la queja
en una forma de desahogar sus problemas personales y se dedica a vomitar bilis
por todas partes como quien le da un puñetazo a una pared presa de la
frustración.
Este tipo de personas que alivia sus tensiones a base de atacar
indiscriminadamente aquello que se supone que le gusta, cree que es una forma
de liberar tensión sin consecuencias, pero como ya hemos comentado aquí alguna
vez, las consecuencias son mas que evidentes, estas quejas continuas por todo
son a veces recogidas como feedback negativo por parte de compañías que dirigen
sus productos en base a las quejas de sus clientes. Al final las quejas
constructivas quedan tapadas por un tsunami de lloros de niño pequeño, y bilis
de puro odio que no hace más que sumir en el caos a los desarrolladores, que
simplemente no saben que quiere la gente. Y esto no ocurre solo en los juegos, también
pasa en la música, el cine, la televisión, etc.
Pero al margen de esto hay un fenómeno que es en el que nos
vamos a centrar hoy, y es que seguro que en alguna ocasión os habéis preguntado
a vosotros mismos si no estabais siendo demasiado duros con un juego, película,
o algo similar, quejándoos de cosas que antes habrían carecido de importancia
para vosotros. Pero para que se entienda bien nada mejor que un buen ejemplo, y
ese ejemplo puede ser perfectamente la gran polémica que se montó cuando Sega decidió
cambiar el color de los ojos de Sonic de negro a verde. Preguntaos vosotros
mismos si realmente os habríais fijado en algo así cuando erais pequeños y
jugabais a juegos. ¿Realmente os habría parecido algo tan importante? Si, ya se
que para muchos de nosotros no es algo importante, pero para mucha gente si lo
es, hasta el punto de exagerar de forma desmedida un hecho insignificante que
no atiende mas que a una mera cuestión de diseño, y esto es algo que todos los
fans de Sonic hemos visto con nuestros propios ojos (sean verdes o no).
La eterna polémica sobre el rediseño de Sonic acabó dando
como resultado lo que vimos en Generations.
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Se podrían poner millones de ejemplos como estos, y
relacionados con todo, no solo con Sonic. Prácticamente a diario vemos gente
llenado lagos de lágrimas o de bilis con quejas ridículas, o que no tienen
sentido alguno. Porque no es lo mismo quejarse de un cambio grande y drástico,
que de una pamplina en la que uno ni se fija cuando esta jugando. Expliquémoslo
con un ejemplo, si uno esta jugando a Sonic 2006 y su personaje se va volando
al espacio repetidamente y no le deja jugar como es debido, aquí tenemos una
queja lógica, algo que se debería arreglar. Pero quien demonios se para a mirar
de que color son los ojos del personaje que esta manejando cuando está
corriendo a toda velocidad por un escenario y encima con el personaje de espaldas.
Muchas veces la gente que hace de la queja su bandera
intenta justificar su actitud diciendo cosas como que es su opinión, o que
otros se quejan de otras cosas. Pero existe una línea divisoria entre lo que es
una queja con una cierta base lógica, y lo que es una estupidez fruto de una
rabieta de niño pequeño, y eso todo nosotros sabemos distinguirlo, aunque no es
tan fácil mientras siga habiendo gente intentando difuminar esa línea para
justificar lo que dicen. También existe una clara línea divisoria entre algo
que debe ser una opinión personal, y una general, aunque de eso ya hemos
hablado aquí antes y no merece la pena ahondar más en ello.
Sonic practicando la equitación en los Juegos Olímpicos, los
meteorólogos pronostican fuertes lluvias de lágrimas, y un huracán de quejas.
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Con frecuencia se acusa a los fans mas veteranos de Sonic (y
de otras sagas) de ser unos quejicas amargados que protestan por todo, y aunque
no todos los fans veteranos de algo son así, el que ocurra en la mayoría de
casos acaba formando una imagen generalizada con la que acaban pagando justos
por pecadores. O gente que se te acerca y te dice “Ah que tu eres fan de Sonic
desde hace tiempo, entonces seguro que odias sus juegos de ahora” dando por
hecho algo que no tiene ni mucho menos porque ser así. Sin embargo todo esto
tiene una base, uno de esos extraños “síndromes del gamer” de los que os hablo
a veces.
Este síndrome en particular hace que la gente con el tiempo
se acostumbre demasiado a lo bueno, que esa persona piense que ya lo ha visto
todo y ya nada le puede sorprender, que solo están intentando venderle lo mismo
una y otra vez y que eso ya le aburre y ya no es tan bueno como antes ni le
transmite lo mismo. Naturalmente esto no afecta al “novato” al que todo le
parece nuevo y sorprendente por mucho que ya este mas que inventado, pero
conforme pasa el tiempo y vamos ganando experiencia, nos creemos con más derecho
y capacidad para criticar cosas que antes no nos habrían importado. “Ningún
“novato” (o casual como suelen decir) se va a parar a fijarse en el color de
los ojos del personaje, pero yo que ya estoy de vuelta de todo si”, es lo que
parece pensar la gente que entra en este estado. Después simplemente asume que
su opinión y su crítica son muy importantes y deben importarle a todo el mundo,
así que se adentran en Internet a dejar su gran sapiencia en la red para que
los “novatos” se den cuenta de ese tremendo error que está arruinando el juego
que una vez fue su favorito.
Lo que la persona que entra en este estado no entiende, es
que a la inmensa mayoría de la gente estas cosas le importan tres pitos, porque
no dejan de ser pequeñeces dentro de un juego que al fin y al cabo no es mas
que un entretenimiento que no hay que tomarse tan en serio como si fuera una cuestión
de vida o muerte, o como si el futuro de la humanidad dependiese de ello. Que
es justo como actúa la gente en este estado, como si la humanidad se fuese a
extinguir porque a un erizo azul de un videojuego, sus creadores le han
decidido poner los ojos de color verde. Y como ya digo esto de “los ojos
verdes” no es más que uno de los millones de ejemplos que vemos a diario en la
red.
Con el paso del tiempo esta especie de síndrome va a peor, y
cada vez uno disfruta menos de aquello que tantas horas de diversión le dio en
el pasado. Lo que provoca que se aleje de ese algo y crea de paso otro problema
mas, el de hablar sin saber. Esta persona ya tiene asumido que es muy lista y
lo sabe todo, así que llega a un punto en el que cree que ya ni siquiera
necesita jugar al juego en cuestión para poder decir lo que le parece. Esto le
lleva a soltar burradas e incoherencias que todo aquel que conozca el juego lo único
que va a pensar es que le esta hablando un completo ignorante amargado que
simplemente se dedica a vomitar bilis sobre todas las cosas sin molestarse en
conocerlas. Lo cual suele derivar en más discusiones por la red. Otro problema
es que se crea la imagen de que para ser entendido en algo hay que quejarse por
todo, por lo tanto todo aquel que quiera dárselas de ilustrado piensa que la
mejor manera es criticar a diestro y siniestro, lo que es aun más dañino.
¿Pero como evitar este síndrome? ¿Se puede evitar, o es algo
que pasa si o si? Claro que se puede evitar, os lo puedo garantizar. Pero para
ello uno mismo debe querer evitarlo, mantener una actitud positiva, y aprender
a no pagar nuestras frustraciones con personas y cosas que no tienen la culpa. Otra
cosa que también ayuda es ser capaz de mantener viva la capacidad de
sorprenderse ante las cosas, que estemos viendo algo que ya hemos visto mil
veces y no nos provoque indiferencia. Seguir siendo como cuando jugábamos de
pequeños y ser capaz de valorar cada cosa como si fuese la primera experiencia
que vivimos con esa cosa. Cuando veamos hoy un juego de una saga que llevamos
jugando desde hace décadas, esforzarse en pensar como lo habríamos visto si
fuese ese el primer juego que viésemos de esa saga, y el primer juego de ese
tipo que contemplamos. Solo así se puede valorar un juego de manera justa sin
dejarnos llevar por sentimientos personales que no son comunes a todas las demás
personas, si acaso solo a algunas que estén en nuestra misma situación.
Cuantas veces habremos escuchado a gente quejarse de que
Sonic conduzca un coche en Sonic & Sega All-Stars Racing, sin embargo nadie
dijo nada de eso cuando salió Sonic Drift.
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